019.

62 8 14
                                    

—¿Hasta cuándo seguirás jugándo al tonto?

Su pregunta se sintió como si me sumergiera en una tiña llena de hielo que me congeló tan pronto se me ocurrió parpadear. Estaba sentado sobre la banca con una toalla cubriéndome el rostro, las puntas de mis cabellos rebeldes escapando de la coleta, me picaban las mejillas y mis manos presionaron los bordes del asiento hasta que mis nudillos se convirtieron en puntos blancos.

—No quería decirte esto porque te he notado muy distraído —dijo Jungkook, quien comenzó a pasearse frente a mí como un animal encerrado y ansioso. Tenía las manos sobre sus caderas, y yo me permití mirar la tinta que se asomaba en su brazo cada que daba la vuelta y volvía sobre sus pasos. Era mejor que alzar la vista y mirarlo para responder lo que no quería —. Pero hay un torneo, uno muy grande que puede darte lo que necesitas, el dinero, tu libertad.

Se detuvo frente a mí, no pude evitar abrir los ojos sorprendido, con mis pupilas danzando en el contorno de sus zapatos desgastados.

—¿Qué?

—¿Lo ves? —resopló como animal furioso —¿Qué carajos te pasa?

Alcé mi rostro, pero antes de que pudiera hablar, un cálido hilo resbaló por mi quijada y cayó sobre mi pierna desnuda. Era sangre.

—Déjame curarte eso.

—No —Llevé una mano a mi boca y presioné, no sabía qué me tenía más aturdido, si el dolor en mi labio roto, la noticia que acababa de darme o su pregunta inicial —. ¿Qué torneo?

—Un torneo de artes marciales mixtas, un montón de ricachones amantes del deporte decidieron invertir una gran suma de dinero para el ganador. Habrá muchos patrocinadores, aún si no ganas, puede que alguien te vea luchar y tengas una oportunidad en las grandes ligas.

—¡Quiero participar!

—No si sigues de esta manera.

Me puse de pie como si un resorte saliera de mi trasero y tiré la toalla al suelo.

—¿De qué carajos hablas?

—¿Y todavía lo preguntas? —Se burló y con la mano en su cintura, miró hacia el ring a unos pasos de nosotros. Algunos chicos seguían ahí, se congregaban alrededor del ingrato que acababa de derrotar y me había roto el labio de un golpe seco. De alguna manera, nos lanzaban miradas furtivas y lucían tensos por nuestra discusión —. No planeo enviar a un idiota que se presta para ser saco de boxeo, no hay espacio para amateurs en el torneo.

—¡No soy un puto amateur!

—¡Deja de actuar como uno entonces!

Lo fulminé con la mirada, él no parecía ni un poco intimidado.

—No estás hablando en serio.

—Lo hago, no me des motivos para ignorar el llamado.

—No te atreverías —Lo reté, sentía la sangre bullendo en mi interior y presionando contra la herida abierta.

—No me des razones para hacerlo, el gimnasio tiene muchos peleadores.

—Ninguno mejor que yo.

La carcajada que soltó me dio motivos de sobra para partirle la cara. Apreté los puños, respiré agitado, y tan pronto pude pasar saliva y los tragos de sangre en el proceso, volví a mirarlo.

—Estoy hablando en serio.

—Yo también, no sé qué pasa contigo, pero no enviaré a alguien a quien le parten el labio tan fácil. ¿Crees que no lo he visto? las palizas que te han puesto, tu estupido juego. ¿Es así como planeas conseguir lo que quieres?

HARDER ✛ TaekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora