027.

67 7 27
                                    

Odiaba a mi yo del pasado, ese que creyó que era buena idea prometerle a Seokjin que lo vería al día siguiente y le contaría lo que me sucedía. No porque no quisiera hacerlo... bueno, en realidad detestaba la idea de tener que hacerlo... pero de camino a su casa, me consoló la idea de que liberar la pesada carga en mi pecho era justo lo que necesitaba.

Entre él y yo no existían los secretos, sería absurdo querer conservar alguno bajo llave cuando Jin conocía la peor parte de mí y aún con ello, no tuvo reparos en aceptar la mierda que dejé sobre su hogar (hablo de mí, no de Minhee, por supuesto).

Esa mañana al despertar bajo la bruma y lo surreal que era tener el cuerpo desnudo de Jungkook descansando junto a mí, esta vez GRACIAS A SATÁN, bajo las sábanas, estiré mi mano para alcanzar el teléfono con la intención de llamarlo, pero para mi gran sorpresa, la batería había muerto con mis esperanzas de que Jin me pidiera cancelar nuestro compromiso por algo tan simple como el trabajo.

Dejé el móvil en el buró y al girarme hacia mi lado derecho, encontré a Jungkook durmiendo con la cara pegada a la almohada y la piel naciente que descendía por su nuca y desaparecía bajo la sábana a la altura de sus omoplatos. Estaba roncando, justo como en las últimas ocasiones que desperté a su lado. Sus ahora cortos mechones le caían sobre los ojos y contuve el extraño deseo de apartarlos, temí que despertara y fuera incapaz de mirar sus ojos sin que mis mejillas se calentaran en el acto, tal cual había sucedido la noche anterior.

A pesar de que contemplé huir a casa de Jin tan pronto mis pies tocaron la alfombra suave al pie de la cama, una parte de mí, la más cobarde de todas, quiso posponer el momento de encarar a mi amigo y decidí tomar una ducha mientras estiraba mis agarrotados y doloridos músculos de camino a su baño. El agua tibia no tardó en robarme un denso suspiro y mi mente se puso a trabajar como una máquina con horas de retraso en su producción.

¿Qué le diría a Seokjin?

La sonrisa de dientes pequeños de Jungkook con su piercing resplandeciendo como una estrella.

¿Jin me creería?

La calidez del aliento de Jungkook rozando mi oreja con un jadeo que me puso la piel chinita.

Minhee... concéntrate en Minhee.

¿Cómo poner en palabras lo que ni siquiera yo entendía?

Jungkook de nuevo y sus ojos de cachorro mirándome antes de caer dormido.

Jin... tú sabes que no soy un maricón.

Entonces Jungkook de nuevo.

Sacudí la cabeza desesperado y gruñí frustrado mientras me enjabonaba el cabello con furia, deseando tener un maldito botón para apagar mi mente de nuevo. Al salir del baño con la toalla enredada en mi parte inferior, me apresuré a tomar mis ropas regadas en el suelo con el mayor sigilo posible, pero un denso suspiro me hizo congelarme en el acto.

—¿Tengo que acostumbrarme a que siempre huyas tan pronto despiertas?

—Pensé que estabas dormido —dije, poniéndome de un salto mi ropa interior y cogiendo la playera enseguida.

—El ruido del agua me despertó.

—Oh —Tragué saliva, tentado a girarme y encontrar la imagen de un despeinado y somnoliento chico que me haría plantearme volver a la cama.

—¿No te quedas a desayunar?

—Le prometí a Jin que llegaría temprano hoy.

Me puse el pantalón con un par de saltos más y finalmente me giré hacia él con la toalla cubriendo mis cabellos húmedos. Jungkook se frotaba los ojos y bostezaba con un gesto relajado. Me pregunté qué tan cálido sería el espacio junto a él y cómo reaccionarían mis manos ahora frescas si se posaban en su piel resguardada por el calor de las sábanas, pero él encontró mi mirada y sonrió tan radiante como la luz colándose por la ventana.

HARDER ✛ TaekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora