[Cuando el traidor habla de traición]

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La cita con Sueño superó todas las expectativas. Cualquier atisbo de miedo que pudiera haberse colado al transitar entre los reinos se había esfumado por completo.

Hob Gadling hizo su entrada y, tras una charla con ellos, tranquilizó a Desespero asegurándole que estaba más preparado que nunca para ocuparse de Sueño, ahora que había organizado su vida para dedicarse a ello. Fue entonces cuando la Eterna, guardiana de la Desesperación del mundo, reveló que era hora de partir.

Se despidió de su hermano y le deseó lo mejor a Hob, partiendo hacia su reino con la tranquilidad de haber dejado atrás cualquier sentimiento de culpa.

No obstante, Desespero no estaba lista para los eventos que se desatarían en su dominio. Al llegar, encontró a su gemelo Deseo, contemplando uno de sus espejos, rodeado de una horda de ratas que temblaban aterrorizadas ante la imponente figura del Eterno. Entre ellas, no eran ratas cualquiera, sino la familia de Ruffle, que observaba la escena paralizado, alerta y listo para intervenir si Deseo osaba hacerles daño.

—Deseo, ¿a qué se debe tu visita a mi reino? —preguntó con un dejo de nerviosismo al ver a la manada de ratas claramente asustadas alrededor del gemelo de su reina. —Cualquier cosa que tengas que decir, dila frente a mí. Te ruego que no inquietes a mis ratas.

— ¿Inquietarlas? —replicó el gemelo con una inocencia fingida, esbozando una sonrisa que dejaba ver sus dientes nacarados. —Solo estoy interactuando con ellas, hermana.

Se aleja del espejo, revelando con más detalle su atuendo, tan refinado como excéntrico y tan vistoso como se esperaría de su carácter. Sin embargo, el maquillaje que llevaba no hacía justicia a su estilo, siendo una mezcla desafortunada de tonos que chocaban con su indumentaria. Eso solo conseguía dejar un regusto amargo en Desespero.

—Y mostrándoles como luzco cuando mi querida gemela se atreve a traicionarme.

Al oír esas palabras, Desespero lo comprende todo. No logra contener la tensión en su puño, donde el garfio de su dedo se hace evidente, revelando su irritación por la osadía de ser acusada falsamente.

—No hay traición en mis actos, Deseo. Solo aclaré a nuestro hermano que no formo parte de tus maquinaciones. —su voz resuena con una seriedad inquebrantable— Me sorprende que albergues tales sospechas sobre mí.

— ¡Y a mí me sorprende más que hayas tenido el descaro de ir a verlo!

Después de aquel grito, las ratas se ocultan cerca de los espejos, aterrorizadas ante lo que el gemelo de su reina podría hacer. Ruffle, como la principal rata acompañante, siente el impulso de enfrentarse y cuestionar su atrevimiento. Pero Desespero actúa rápido, la retira de su hombro, dejándola en un estado de confusión.

—Reúnete con tus hermanos, yo me ocuparé de ellos —dicta la Eterno con firmeza—. No te angusties por mí, estoy en perfectas condiciones.

Ruffle se lanza hacia sus hermanos, lanzando una mirada amenazante al gemelo de su reina en el camino. Deseo lo observa con desconfianza antes de volver su atención a su propia gemela.

—Para que estés al tanto, si fui a verlo fue para asegurarme de que su embarazo progresa adecuadamente —le reprocha con severidad—. Y por cierto, está avanzando más rápido de lo normal. Todo gracias a tu "bromita".

— ¡Vamos, en serio! ¿Cuándo te empezó a importar tanto?

— ¡DESDE QUE SU EMBARAZO LO TIENE CAMBIANDO DE HUMOR COMO CAMALEÓN, ESE CUÁNDO! —exclamó con exasperación, sorprendiendo a todos—. Sueño ha estado un poco fuera de sí últimamente; su embarazo está avanzando más rápido de lo esperado, y tengo la corazonada de que ese bebé va a querer salir antes de tiempo.

— ¿Por qué consideras eso negativo? —insistía Deseo, desgastando la paciencia de su hermana gemela.

—Porque, Deseo, Sueño está más afectado. Me preocupa, es nuestro hermano. —Desespero se aproximó, mostrando firmeza frente al enfado de su gemelo. —Sé que a ti también te importa, solo que no quieres admitirlo.

Deseo simplemente se resigna y está listo para marcharse sin dar más batalla.

— ¡Y otra cosa! —exclama con voz elevada— Me acusas de traición cuando yo fui quien te apoyó en ocultar a tu hijo de nuestra madre. Todo esto, solo porque tú decidiste no protegerlo.

Deseo avanzó rápidamente hacia Desespero, quien instantáneamente lamentó sus palabras anteriores. Inesperadamente, sintió la presión de la mano de su hermano sobre su cuello y las uñas rozando peligrosamente su piel. Sus ojos dorados, ahora encendidos en ira, lo miraban fijamente, y era evidente que había cometido un gran error.

—Jamás hables de mi hijo de esa manera, siempre quise resguardarlo. —gruñó con los dientes descubiertos, apretando aún más su sujeción— ¡Y ahora está a salvo!

— ¿De veras? Así que, mi querido gemelo, ¿serías tan amable de iluminarme con la ubicación de tu hijo? —inquirió Desespero, con una voz desprovista de miedo. — ¿En qué recóndito lugar lo ocultas?

La pregunta sumió al Eterno en un profundo trance, enfrentándolo a un enigma que su sabiduría no podía descifrar.

—Y recuerda esto —advirtió la Eterna de la Desesperación—, si te atreves a cruzar las fronteras de mi dominio otra vez, difamando mi nombre y perturbando a mis queridas ratas, puedes estar seguro de que te cerraré las puertas de mi reino para siempre.

Estas palabras dejan a Deseo completamente vulnerable, incapaz de articular una sola defensa.

—¡Y AHORA, FUERA DE MI VISTA!

Tan pronto como la orden fue dada, Deseo se encontró mágicamente en el Umbral. Allí estaban, solos, con un mar de preguntas sin respuestas, acompañados únicamente por una emoción.

Desprecio. No sabían a quién dirigirlo: ¿a Sueño?, ¿a su gemela?, ¿a los otros hermanos?, o tal vez...

¿A sí mismos?

El último acto de liberación fue un grito, uno que podía liberar toda la furia acumulada por las incertidumbres que asediaban su mente. Sin duda, estaban exhaustos de todo esto.

💛[Un Amanecer Eterno]💛Donde viven las historias. Descúbrelo ahora