Todo estaba listo; Deseo necesitaba comprender qué errores podrían ocurrir con la broma, y era imperativo investigarlo de inmediato.
Era consciente de que debían emprender la tarea por sí mismos, ya que nadie, ni su hermana gemela ni el mismísimo Destino, prestaría ayuda. Así que, con el frasco de la poción en mano, abandonó su reino en busca de un sitio propicio para invocar a las brujas que podrían asistirlos en su duda.
Encontrar el sitio fue pan comido. Era simplemente un rincón olvidado de algún parque en Londres, con una acera que había visto mejores días, descolorida y medio en ruinas. Deseo, con la meticulosidad de un coleccionista, se aseguró de que los objetos para la invocación estuvieran intactos y sin daños —todos personalmente suyos, ya que conocía bien el capricho de ellas de rechazar cualquier cosa prestada, robada o heredada—. Colocó cuidadosamente los objetos: un anillo de diamante, un retazo de tela de su viejo abrigo y la hebilla incrustada de su zapato, junto con el frasco de la poción sobre la acera desgastada. Y sin más preámbulos, dio inicio al conjuro.
"Convoco a las Moiras... Las Tres que son Una... La Una en Tres... ¡Las Hécates!"
Ignorando el típico clima londinense, Deseo no se percata de un rayo que cae estruendosamente justo detrás de él tras pronunciar la invocación. No está claro si es que no lo oyó o simplemente le es indiferente, pero cuando el resplandor cesa, distingue tres figuras que se aproximan.
—Deseo, ¿a qué se debe tu visita por estos lugares? —pregunta la hermana Doncella con una voz dulce y melodiosa.
—Sabiendo de tus habilidades, me sorprende verte buscando ayuda. —comenta la hermana Madre, su voz danzando con un tono juguetón. —Aunque, por tu semblante, diría que estás en un verdadero aprieto.
—Espero que esos objetos sean de tu propiedad y no fruto de otro de tus trucos. No toleraremos ser engañadas otra vez. —la hermana Anciana lo mira fijamente, su advertencia clara como el cristal.
—Saludos a las tres —dice con un tono de resignación, reprochándose por no haberles permitido hablar antes—. Para que lo sepan, hermana, esos objetos me pertenecen. Estoy dispuesto a ofrecérselos a cambio de su ayuda para descubrir si la travesura que le hice a mi hermano trajo consecuencias.
Al oír la razón, las tres hermanas no pueden ocultar su asombro.
— ¿Nos podrías detallar exactamente qué travesura le hiciste? —indaga la hermana Anciana con curiosidad.
Deseo, con una mirada vacía, comienza su relato. —La botella con forma de corazón que ven aquí, alberga una poción afrodisiaca de mi invención, diseñada para camuflarse entre chocolates humanos. Dejé dichos chocolates en el trono de mi hermano Sueño y, mediante un engaño con una nota de Muerte, observé cómo se los devoraba. Conozco bien a mi hermano y su amor humano; el afrodisiaco surtiría efecto al pensar en su amante. Y así fue, una cosa llevó a la otra, y ahora Sueño espera un heredero.
Al escuchar esta revelación, las tres brujas se quedan atónitas. —¡¿Lord Morfeo será madre?!
Confiesa que aquel grito podría haberlos dejado sin oído. —Sí, él va a ser madre. Todos mis hermanos están al tanto, se han enfadado conmigo y ninguno comprende que es solo una broma. Estoy en conflicto con Destino, Muerte y Desespero. ¡Y para colmo, ella fue a verlo, traicionándome!
Esa última acción solo provocó que la hermana Madre los observara con los brazos cruzados y una mirada llena de decepción.
—Parece que todavía no captas la idea, ¿verdad? —dijo la Moira de tono firme. —Muy bien, Deseo, permítenos proceder y mostrarte tu error. ¡Hermanas, adelante!
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💛[Un Amanecer Eterno]💛
FanfictionUna broma de mal gusto por parte de su hermano menor, hace que Sueño de los Eternos caiga bajo influencia de una poción afrodisíaca que provoca una noche accidentalmente pasional con su amante humano inmortal, Hob Gadling. Una cosa llega a la otra...