[Terminan los problemas... y empiezan nuevos. P. 3]

25 4 0
                                    

En el momento en que la segunda Eterna se gira y revela a su sobrina llorando, consigue conmover a sus Hermanos con el llanto de la pequeña, una señal inequívoca de que estaba viva y saludable en su nuevo hogar.

—Felicidades, hermano menor —exclamó Muerte, su sonrisa iluminando el espacio, mientras acunaba a la bebé en sus brazos—. Es una niña preciosa.

Todos anhelan estallar en júbilo, pero deben mantener la calma por el bien del Sueño. 

Mi pequeña... —susurró el monarca de los Sueños, exhausto pero firme, manteniendo su vista fija en la niña que sollozaba en los brazos de su partera y tía.

Con una delicadeza que roza lo etéreo, Muerte entrega con sumo cuidado a la bebé a quien será su "madre". Esta, antes de acogerla en sus brazos, invoca una manta celestial, bordada con constelaciones, que envuelve a la niña como si fuera una frágil muñeca de porcelana. Protegida por la manta estelar y arrullada en sus brazos, Sueño se sumerge en un mar de lágrimas de alegría incontenible.

Una alegría que se propaga como una dulce epidemia entre los hermanos congregados para dar la bienvenida a la princesa recién llegada. Delirio y Destino se acercan a Sueño, llenando el vacío dejado por Deseo, quien, con un dejo de reticencia, se ha retirado discretamente.

—Tenemos una niña preciosa, amor —dice Hob con una sonrisa, dejando un suave beso en la mejilla de su pareja mientras contempla a su pequeña. —Hola, princesita, tu papá está aquí.

—¿Qué nombre le pondrá a ella, mi señor? —pregunta Lucienne, acercándose con curiosidad y emoción a la pareja, al ver que Desespero había superado su mal rato.

Sueño contempla a la pequeña, luego a los presentes, a su pareja y padre de la niña, y a su diminuta princesa, quien, para asombro general, había apaciguado su llanto y ahora reposaba serena, con los párpados cerrados apenas temblando.

Esta chiquilla se nos manifestó en un sueño, proclamando su nombre y la misión que cumplirá en lo venidero. —expresó con una voz serena— Hob y yo ya podemos descartar la lista de nombres que teníamos; ella ha elegido el suyo.

La expectación llena la sala, todos los ojos están puestos en espera de la revelación.

Queridos hermanos, Lucienne y Matthew. —anuncia, recibiendo un cálido abrazo de Hob y volviendo su atención a la audiencia— Con gran orgullo les presentamos a nuestra querida hija: Dawn Gadling, quien también es aclamada por su distinguido título: Amanecer de los Eternos.

La alegría danzaba por la estancia como un carrusel mágico, capturando las miradas de todos hacia la pequeña que, con su piel de pétalo de rosa, ojos llenos de maravilla, una cascada de cabello castaño y rasgos finamente esculpidos, cautivaba a todos con su gracia innata.

Tan cautivados estaban por la nueva miembro de la familia, que el adiós silente de Deseo se desvaneció sin ser notado por nadie, salvo por Matthew, quien lo presenció con una mezcla de asombro y perplejidad.

Deseo, tras haber cumplido su cometido, estaba listo para honrar su acuerdo. Todo había transcurrido sin contratiempos y permanecer allí ya no tenía propósito. La intervención de las Moiras había sido efectiva, evitando cualquier desenlace funesto. ¿Qué razón había para quedarse más tiempo?

El cuervo, vivaz y curioso, no tardó en seguir al Eterno hasta la sala de los secretos. Lo encontró en el instante preciso, justo cuando sus dedos estaban a punto de tocar su corazón de cristal. — ¿Ya es su hora de partir?

Con una expresión tranquila, la mirada dorada del Eterno se fijó en él, carente de la habitual picardía. —He terminado mi labor aquí, Matthew. Todo ha finalizado.

—¿Está todo resuelto ahora? —inquirió el cuervo con un graznido que revelaba su molestia— ¿Qué pasa con la disculpa a mi jefe por esa travesura tuya?

—He presentado mis disculpas; no obstante, su reacción depende de él. Solo buscaba enmendar mi error, eso es todo —dice con una frialdad que contrasta con la calidez del momento anterior.

Matthew trata de replicar, pero un fulgor repentino le sella su pico. Y así, sin más ni más, el Deseo de los Eternos se desvanece, dejando la Ensoñación vacía y a todos en suspenso.

El cuervo, ajeno a la presencia de otro Eterno tras él, escucha una voz.

—Tranquilo, Matthew —murmura Desespero desde las sombras—. Ellos sabrán por qué se van. Mejor ocúpate de mi hermano, ¿sí?

Con un gesto de respeto, el ave responde: —Por supuesto, majestad. —Y con una elegante reverencia, emprende vuelo hacia el refugio de su líder.

Apenas ve al cuervo volver con su hermano, ahora convertido en madre, observa con desconfianza el corazón de cristal de su gemelo.

Desea enfrentarlo y adentrarse en el asunto, pero primero debe mantener la disciplina. En resumen, tiene que despedirse de sus hermanos, algo que planea hacer en este momento, antes de encontrarse con su gemelo.

[💛💛💛]

Tan pronto como Deseo entró en su reino, se sintió abrumado. Aunque había resuelto el gran conflicto con su hermano y todo había concluido bien, Deseo estaba agotado emocionalmente.

Te prometo que no volveré a interferir en tu vida y te aseguro que, tras esto, no me verás más.

Espero que algún día puedas perdonarme.

Solo recordaba lo esencial: su misión era rescatar a su hermano y a la nueva integrante de la familia, su sobrina. Agotado, se dejó caer de rodillas y, sin importarle si alguien lo escuchaba, se entregó a un mar de lágrimas.

No le preocupaba que su impecable piel se viera afectada por las lágrimas que estaban por venir, después de reconocer que era probable que no volvieran a cruzar palabra, a raíz de esa travesura que ahora consideraba su peor equivocación. Aunque había enmendado su falta, tenía la sensación de haberlo perdido todo.

💛[Un Amanecer Eterno]💛Donde viven las historias. Descúbrelo ahora