Se encontraba en su habitación, acompañado por su humano, quien lo mimaba con un cariño y protección que le eran tan propios. Sueño no acababa de entender cómo Hob podía ocuparse de todas las tareas de su empleo durante la Vigilia y, al mismo tiempo, desear colmarlo de amor y atenciones. Recordaba que, cuando Calíope estaba en su etapa de parto, él se dedicaba a asegurarse de que ella pudiera descansar en paz y sin interrupciones, una gentileza por la que ella estaba infinitamente agradecida.
Ahora, experimentaba una sensación completamente inusual al ser el padre gestante. Sin embargo, no olvidaba que tenía en espera esa pesadilla inconclusa, la cual no había podido terminar debido a los recientes sucesos de su embarazo. Claramente, no le faltaban distracciones, pero algo, o más bien alguien, parecía obstaculizarlo.
Ese alguien era Hob, pero no encontraba el valor para decírselo. Quizás, cuando el humano no estuviera en el reino, podría enfocarse en esa tarea. Por el momento, debía aceptar a regañadientes el descanso que Hob le había ordenado, mientras este último dormía tranquilamente.
Mientras acariciaba su vientre, que ya marcaba los tres trimestres de embarazo, Sueño no podía evitar evocar los recuerdos de aquella lejana infancia que había dejado atrás.
Sus progenitores, Tiempo y Noche, carecían de habilidades parentales. Veía a Destino como figura paterna y a Muerte como materna, a pesar de saber que no ocupaban esos roles. Él, mirando atrás, era un niño melancólico anhelando un ápice de afecto de sus padres (esto le confundía enormemente, ya que Noche proclamaba que era su predilecto, pero lo trataba como a sus otros hermanos: como un juguete prescindible). Luego estaba Destrucción; no captó la magnitud de su rol hasta que se fue, y lamentó no haber hecho algo para evitarlo. Los gemelos, Deseo y Desespero, lo veneraban por sus cuentos y su don para materializar lo imaginario (aún no entiende cómo se desgastó su vínculo y por qué Deseo, su gemelo admirado, le traicionó así). Finalmente, Delirio; quien antes tenía otro nombre que no menciona por respeto, tras un cambio profundo en su ser.
Recordaba cada detalle principal y esencial, pero le resultaba imposible comprender la importancia de su infancia. Era un enigma tan complejo que desafiaba incluso la imaginación.
Reconocía sin tapujos que había sido distante en ciertos aspectos de su relación con Deseo. Tal vez, debió prestar atención cuando intentaba advertirle sobre la inminente traición de Killala o los sentimientos ocultos de Allianora hacia él. Ahora, no podía perdonar a Deseo por ser el detonante de la decisión de Killala de abandonarlo.
A pesar de todo, nunca logró entender por qué se convirtió en el blanco de sus bromas. Desde incitar su ira hasta ser la causa de su captura, le causó dolor descubrir que su peor pesadilla había escapado para sembrar el caos en la Vigilia.
Simplemente, no podía comprender en qué se había equivocado. Y ahora, sin haber tenido noticias desde aquella broma, Sueño solo espera que Deseo no tenga la osadía de lastimar a su hija. Realmente no querría verse obligado a tomar la decisión extrema de prohibirle el acceso al Ensueño.
[💛💛💛]
No lo confesaría jamás, pero la culpa ya empezaba a consumirlo. Y si esa palabra no bastaba, entonces la adecuada sería atormentarlo.
Ahí yacía, tendido en su lujosa cama, adornada con suntuosos edredones rojos, mientras su mirada se perdía en el antídoto blanco que la hermana Doncella le había entregado. El antídoto reposaba dentro de un pequeño frasco de cristal transparente que, tras pensarlo bien, parecía contener la esencia de algo más.
Con meticulosa atención, depositó el pequeño frasco sobre un joyero acolchado, con la firme intención de salvaguardarlo de cualquier robo o manipulación indebida. Aseguró el antídoto, sellándolo cuidadosamente y conjurando un hechizo que prohibía a otros incluso el intento de abrir el joyero.
Una vez que acomodó el joyero en el cajón de su mesita de noche, su mirada se perdía de nuevo en el vacío de su cuarto.
Perdido en sus pensamientos sobre el futuro incierto, consideró una vez más la idea de expiar a Sueño en su dominio. Sin embargo, un súbito choque de moralidad o quizás de valores, lo llevó a la decisión de dejarlo tranquilo.
Quizás esa decisión debió haber llegado antes, como cuando la idea de crear una poción y usarla en un juego cruzó su mente. O aquel momento en que pensó engañar al humano de su hermano al conocerlo. O incluso cuando se dio cuenta de que el vórtice servía como un puente ideal para perturbarlo desde su propio reino, algo que había sabido por meses.
No, debería haberlo dejado en paz después de ser testigo de cómo Killala, la descorazonada, lo traicionó con otra estrella. Rompiendo el frágil corazón de su hermano mayor sin el menor remordimiento.
Era consciente de que no debía interferir ni incitar a Killala a traicionar a Sueño; no estaba segura si era por la necesidad de que Sueño dejara de idealizarla o simplemente porque no le caía bien. Pero, fuera lo que fuese, había desencadenado una relación fraterna llena de conflictos; que, debido a su broma, ahora estaba completamente destrozada.
Con el propósito de mantenerse vigilante por si se presentaba la oportunidad y con el deseo de apaciguar sus emociones perturbadas, se despojó rápidamente de su vestimenta para ponerse un sencillo pijama de dos piezas en color negro. Su cabello rubio, que antes lucía arreglado, ahora caía desordenado y sin rastro de productos estilizadores. Y finalmente, aunque no por ello menos relevante, se había retirado el maquillaje, revelando la naturalidad de su rostro antes impecable.
Encontró la postura más confortable y, con la esperanza de que su mente se lo concediera, optó por rendirse al cansancio hasta caer dormido y dejar que su subconsciente se adentrara en el reino del Ensueño. Su hermano, por derecho, no tenía facultad para negarle el acceso, ya que era un soñador, y eso no representaba un obstáculo.
Tan solo anhelaba que las circunstancias y el antídoto obraran efectivamente como debían.
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💛[Un Amanecer Eterno]💛
FanfictionUna broma de mal gusto por parte de su hermano menor, hace que Sueño de los Eternos caiga bajo influencia de una poción afrodisíaca que provoca una noche accidentalmente pasional con su amante humano inmortal, Hob Gadling. Una cosa llega a la otra...