CAPITULO 8

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La ciudad

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La ciudad.

Genya

Volví al departamento, al entrar me tope con Shizu que tenía la mirada fija en la puerta, seguramente quiso hacer guardia en mi ausencia.

Respire y la mire aliviado, temía que esas criaturas estuvieran merodeando por aquí durante el tiempo en el que estuve abajo, pero todo parecía normal, Murata dormía y el silencio permanecía.

— ¿Todo bien? Escuché gritos — Me preguntó angustiada —... Tienes sangre ¿Estás herido?

Mire mis manos, la sangre del anciano y los zombies ensuciaban mis manos y mi ropa, el aroma es desagradable pero puedo soportarlo, aunque Shizu demuestra lo contrario arrugando la nariz en cuanto le llega el aroma.

— Estoy bien.

Respondí yendo a la cocina por un trapo para limpiar mis manos. Debía continuar con la guardia hasta que llegara el turno de Murata, era la primera vez en tantos años que me sentía tan impaciente, no sabía lo que sucedía, como solucionarlo, a dónde ir o que hacer, estoy confundido tengo que admitirlo, tengo miedo de lo que pueda pasar, por que el mundo que conozco podría dejar de ser el mismo, está es solo la primera etapa de lo que podría llegar a ser el fin de todo. Me produce un gran pesar saber que niños como Shizu crecerán en esta nueva era, viendo a su gente morir.

No sabemos cómo se propraga, el virus, podría ser por el aire, pero la único que se hasta hora es que se contagia a través del ADN o mordedura de esos muertos vivientes, tengo que tomar mis preocupaciones, desconozco al respecto, no soy doctor, pero de joven veía muchas películas de zombies, es la única forma que tengo para darle una explicación al asunto.

Señor Kagaya ¿De verdad existe un Dios? Comencé a creer desde el día en que me enseñó sobre sus creencias, pero ahora dudo de que sea cierto, Dios nos abandono, este es nuestro castigo, por nuestros pecados. Rezo por el señor Kagaya y espero que su alma esté en paz, que vaya a un lugar mejor, le aseguro que salvaré a su hija o moriré en el intento, hice una promesa, voy a cumplirla.

Han pasado las horas, el sol se metió y las luces de la ciudad iluminan las calles, observo el brillante cartel de colores fucsias que traspasa la cortina y hace que la habitación tome tal color.

Murata se acerca a mi y me mira con el entrecejo fruncido, sabe lo mucho que deseo abandonar este apartamento, pero Murata no tiene los mismos planes.

— ¿Sabes que es peligroso irnos ahora? — Planteo sentándose en el sofá junto a la ventana.

— Si.

Incline mi rostro para verlo, yo estaba de pie a su lado, no me sentía cómodo con el tema.

— Te suplico nos quedemos un tiempo más, no sabemos cómo están las cosas afuera, no tenemos ni idea de adónde ir.

Esperanza (Genya x Kanata)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora