Una vida monótona, con padres amorosos e importantes, hermanos elegantes y exitosos, todo pinta bien para la familia Ubayashiki luego de mudarse por motivos de trabajo.
Kagaya Ubayashiki, su padre que trabaja para el gobierno siendo un hombre de la...
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Añoranza
Eran tan solo las cuatro de la mañana cuando la puerta de madera fue golpeada de forma brusca y frenética. Kanata que estaba a los pies de la cama con las piernas estiradas sobre Genya fue la primera en despertar cayendo al suelo por el sobresalto, Genya abrió sus ojos atontados, había dormido tan pacíficamente por el efecto de la anestesia aplicada por Yushiro el día anterior que no quisiera despertar.
Miro a Kanata en el suelo acariciándose la cabeza mientras se sentaba dirigiendo la mirada a la puerta.
Genya sentía su cuerpo pesado, bostezo estirando los brazos para luego anunciar un calmado "Enseguida voy" pero eso no calmó el golpeteo de la puerta.
— Vengo por Kanata Ubayashiki — Genya y Kanata cruzando miradas al reconocer la voz de Tengen del otro lado, se notaba irritado, seguramente por lo sucedido durante la noche —, tiene trabajo que hacer y yo soy el encargado de orientarla, así que en una hora debe estar frente al arsenal.
Una sonrisa se dibujo en el rostro de Tengen que apoyaba las manos en sus caderas, el egocéntrico y rencoroso albino no dejaría pasar la vergüenza que Genya le hizo sentir frente a sus tres esposas, es completamente inaudito, así que tuvo una reunión directa con Sanemi quien también había recibido una golpiza de Genya, sus intereses se entrelazaron por primera vez en tantos años, ambos desean perturbar la paz de la pareja, así que Sanemi como superior le otorgó a Tengen el trabajo de supervisor, asegurando que todos cumplan sus tareas (Kanata).
— Bien, se lo notificaré.
Respondió Genya notando los músculos tensos de Kanata. Tengen anuncio su partida y ambos quedaron en silencio sin dejar de mirar la puerta.
— Bueno, creo que tengo que prepararme.
La Ubayashiki se colocó de pie y estiró su cuerpo, al momento de estirar los brazos su polera azul se elevó un poco más de su cintura permitiendo que Genya vea la venda en su cintura, estaba arrepentido, no lo había hecho a propósito aun así le dolía tanto saber que había lastimado a la delicada mujer.
Admiro a Kanata mientras sujetaba su cabello con una coleta y bostezaba, toda acción en ella era muy interesante; la albina camino por la habitación yendo al baño, seguramente a alistarse para salir.
Respiro profundo y froto su rostro dejando de mirar la pared, también debía arreglarse, pero su cuerpo se sentía tan agotado que podría seguir durmiendo unas cuantas horas más, a demás de que debía admitir que Kanata dormía terrible, era sorprendente que una persona de aspecto tan tranquilo sea tan inquieto al dormir. Solía moverse de un lado cambiando de posición cada cierto tiempo, parecía incómoda quizás por el duro colchón, más de una vez llegó a patearlo y colocar sus brazos extendidos sobre toda la cama, las piernas de Kanata más de una vez se apoyaron sobre él o sus brazos buscaban que abrazar, algunas veces tomaba la almohada, la manta con la que ambos se abrigaban, también a Genya.
