Capítulo 6: Flores.

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Narra Rubí:

Debo de admitir que la tarde es perfecta para un picnic familiar.

Al llegar acomodamos la manta debajo de un árbol y dejo el pastel, el refresco, los vasos y los platos a un lado por si los niños quieren comer. 

Kazutora, quien está a mi lado, toca mi mano llamando mi atención y señala a los niños quienes están mirando a los demás niños que juegan en los juegos a los pocos metros.

—Mamá mamá mamá..— Ami tira de mi mano emocionada. —¿Podemos jugal ahí?—

—Claro corazón, vayan.— ambos se van corriendo y desde los juegos nos saludan animados. Los veo jugar y el como se animan a hablar con otros niños y siento un peso menos.

Creo que me preocupo por nada.

—¿Más tranquila?— preguntan a mi lado y volteo a verlo. Claro, olvidé que estaba a mi lado.

—Si, más tranquila. Creí que les costaría más pero ya veo que no.— me abraza por la cintura y deja mi cabeza en su hombro.

—Tonta.— reímos y nos quedamos observando como nuestros hijos juegan con los demás niños. —Hay algo que quiero preguntarte hace.. una semana exactamente.—

—¿Qué quieres saber que tardaste tanto en preguntar?— pregunto riendo.

Tarda en contestar hasta que da un suspiro largo. —¿No crees que te falta un accesorio en el cuello?— llevo mis dedos a dicho lugar tocando el collar de tulipán. Eso..

—Se rompió, estaba en casa y simplemente se rompió. Jamás supe porqué o qué ocasionó eso, guardé el dije pero no lo volví a ver.— algo me dice que al tío Elías le dio la locura de tirar a la basura cosas que no sirven y lo desapareció. —¿Y el tuyo?—

—Creo que lo perdí en una pelea, no lo recuerdo muy bien porque estaba.. estaba ebrio. Perdona.— susurra lo último desanimado y me levanto para mirarlo. —Tú papá ya me regañó asi que ahorrarte el regaño.—

—¿Papá te regañó?— asiente con un puchero y rio. —Entonces solo me queda hacer esto.— tomo su rostro para darle un beso rápido. Me mira sonrojado haciéndome reír, seguro pensó que también lo iba a regañar y si lo iba a hacer pero pues no se.. no quiero regañarlo cuando se ve tan guapo.

—Mamá mamá mamá, ten.— Ciel vuelve animado con un pequeño ramo de rosas en sus manos. —Pala ti.—

Las recibo con una sonrisa y lágrimas en los ojos pero las disimulo. Son hermosas. —Gracias mi niño.— me abraza y besa mi mejilla para luego irse corriendo a jugar otra vez mientras yo envuelvo las rosas con servilletas en un intento de que no se desarme el ramo.

Me llenan el alma con sus detalles.

—Eso se lo enseñé yo.— ruedo los ojos al escucharlo y solo me quedo mirando las rosas con cariño.

Mi niño bonito.

—¿Qué harás cuando se sequen?— pregunta volviendo a abrazarme.

—Las plastificaré para tenerlas de recuerdo.— Sirius se hecha a mi lado y lo acaricio antes de que se duerma. —Oye, lo estuve pensando y llegué a la conclusión de trabajar desde casa.—

—¿Estás segura?—

—Si, quiero estar con ellos, al menos cuando no me necesiten en la oficina estaré en casa, a penas comencé a trabajar hace unas semanas pero no creo que papá esté en desacuerdo con mi desición. ¿Tú qué opinas?— pregunto con inseguridad y besa mi mejilla.

—No tienes que preguntarme, eres dueña de tomar la desición que quieras yo siempre te apoyaré en todo.— lo abrazo con fuerza y beso su mejilla quedándome como tonta mirando el dorado de sus ojos. No se porqué llegué a pensar que me diría que estaba loca o algo. —También te apoyaré en cualquier lado.— y tenía que arruinar el momento.

Esta Vez Para Siempre - Kazutora Hanemiya Donde viven las historias. Descúbrelo ahora