Capítulo 2: ¡Sorpresa!

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Narra Kazutora:

—Termina de romper las esperanzas que tenía de volver a sentirte como hace años, porque- porque- porque yo nunca dejé de amarte Rubí.— me duele el que no diga nada y el que tampoco me mire.

—Suéltame.—

—Dime si dejaste de amarme y te suelto.—

—Hace mucho que dejé de sentir algo por ti.— el hecho de que no me mire hace crecer esa esperanza de que aún me ama.

—Mientes.—

—¿Olvidaste que yo no se mentir?— pregunta mirándome y me causa gracia.

—¿Olvidaste que te conozco perfectamente bien? ¿Y que se cuando mientes y cuando no?— sus mejillas toman color. —Se que aún me amas porque no has hecho nada para soltar el agarre de nuestras manos.— mira nuestras manos entrelazadas y las suelta haciéndome reír.

Es increíble el cambio de actitud y humor que tenemos estando juntos. Aunque me gusta.

—Madura ¿quieres?—

—Madura tú y acepta que aún no has dejado de amarme.—

—Dejé de amarte hace tiempo Kazutora.— no me mira, se hace la difícil como antes, si así quiere jugar está bien. —Ahora quítate que tengo cosas que hacer.—

—Bien.— me aparto de encima suyo levantándome y ella hace lo mismo, se está por ir pero la tomo de la cintura acercándome a su oído. —Si lo que quieres es que vuelva a enamorarte lo haré.— se aparta para tomar las tazas y dejarlas en el lavaplatos.

—No quiero volver a enamorarme, quiero que mis hijos tengan un padre que los ame-.—

—No. No hagas eso.— la acorralo en la mesada volteándola para que me vea. —No los utilices para ocultarte.—

—No lo-.—

—Si lo haces.— da un suspiro y sonrío victorioso. —Si no quieres retomar dónde lo dejamos lo acepto..— me acerco a su oído. —Pero vendré todos los días a ver a mis hijos y a conquistarte como la primera vez.—

—Buena suerte con lo último.— contesta en mi oído burlona. —La necesitarás mucho.—

—Ay amor, no me digas que sufres de amnesia.— se que se sonrojó ya que hasta las orejas tiene rojas. —Se lo que te gusta y no hablo solo de lo material, si no que también de..— intento besarla pero se aparta.

Casi.

—Quieto galán que si antes era difícil ahora lo soy el doble.—

—Pues si antes pude tenerte ahora también podré.— ríe y se aparta de mí.

—Suerte.— se pone a lavar los platos y yo me quedo a su lado. —¿No tienes trabajo?—

—Pedí el día libre.—

—¿Quién fue el pendejo que aceptó darte el día libre?—

—Chifuyu.— se le caen las cucharas y rio. —Lo aceptó con la condición de que te bese asi que ayúdame a que no se enoje por darme el día libre en vano.—

—Puedes decirle que me besaste sin haberlo hecho.—

Mierda.

No funcionó.

Sigue lavando ignorándome por completo, luego comienza a recoger los juguetes del piso y no le quito la mirada de encima.

—Deja de mirarme.— la ignoro y sigo mirándola.

—Debo admitir que el embarazo te sentó bien. Tienes más caderas y se te ve más grande el-..— me tira un peluche haciéndome reír. —Le doy la razón a Baji. Tú cada año más buena, igual que el vino.—

Esta Vez Para Siempre - Kazutora Hanemiya Donde viven las historias. Descúbrelo ahora