Christopher no me deja tiempo para pensar. Cuando la puerta de la suite se cierra tras mi, sus brazos me enjaulan contra la puerta y sus labios caen sobre los míos.
Gimo ante el delicioso escalofrío que recorre mi cuerpo, de pies a cabeza, concentrando una enorme tensión en mi vientre y entre mis piernas que me ha tenido desesperada desde que salimos del jodido club.
Admito que durante todo el camino aquí no dije una sola palabra. Y no es que fuera necesario, Christopher apenas me quitaba las manos de encima, volviéndome completamente loca y empapando mis bragas con esas caricias desesperadas y hambrientas que me dejaban claro lo mucho que este hombre me desea.
Cada vez que este hombre me toca, mi cuerpo responde. Y no estoy segura si me gusta el hecho de que sea a él y solo a él que responda, como si la primera persona que me tomó estuviera destinada a ser la última.
Las manos de Christopher se deslizan por mis muslos, acelerando mi corazón cuando sus dedos rozan el encaje de las bragas y siento como su respiración se acelera.
—Déjame verte, Val—pide, tomando mi labio inferior entre sus dientes para morderlo—. Déjame ver el cuerpo que los años no han logrado que olvide.
Su declaración me toma por sorpresa; y no solo eso, hacen que una chispa de confianza se encienda en mi pecho, sacándome de mi niebla de lujuria para verlo retroceder en busca de poder verme.
Me lamo los labios, llevando mis manos a mi espalda para tirar del cierre del vestido, que se desliza con un crujido que llena el tenso y acalorado silencio mientras sus ojos no me abandonan, quemándome como si estuviera expuesta al fuego.
Una vez el cierre está listo, mis manos se dirigen a los tirantes, y la forma en la que los ojos de Christopher me detallan me hace sentir como si fuera una diosa. Una reina a la que todos deben besarle los pies. Poderosa.
Dejo que la prenda se deslice por mi cuerpo, revelando mi cuerpo, sintiéndome segura de él incluso con las cicatrices de luchas que por años he odiado pero que en algún momento comencé a tomar como parte de mi, de mi evolución y crecimiento. De mi fuerza.
—¿Entonces, ministro?—me burlo cuando se queda callado, detallándome de pies a cabeza una y otra vez—. No hay nada aquí que no haya visto antes.
Camino hacia él, con los tacones resonando en el piso de mármol una y otra vez hasta que tengo que levantar el rostro para verlo a los ojos, encontrándome con un gris ahora oscuro que hace que mis hormonas se vuelvan locas.
»¿Te intimidé?—Sonrío, levantando mis manos para comenzar a desabotonar su camisa negra bajo su atenta e hipnotizada mirada.
No es la primera vez que reacciona así. Las dos veces anteriores también parecía extasiado con lo que veía, y eso me fascina tanto.
Christopher por fin parece salir de su estupor, levantando su mano para rodear mi nuca mientras sigo desabotonando su camisa, casi gimiendo cuando toma mi cabello en su puño y tira suavemente para hacerme levantar el rostro y besarme.
—Me fascinas, Valeska—gruñe, una de sus manos deslizándose por mi cintura hasta mis bragas, donde juega con el borde.
Entonces tira de la tela y jadeo cuando el encaje cede, cayendo en algún lado de la habitación cuando Christopher lo tira. Y pronto su mano ahueca mi coño, arrancándome un gemido cuando restriega su palma contra mi, asegurándose de presionar contra mi clítoris.
»Estás chorreando, nena. —Sus dedos juegan con mi entrada, trazando círculos que hacen que la respiración se me acelere y la presión en mi vientre aumente—. ¿Esto es por mi?
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Blood of The Gods [Christopher Morgan]
FanfictionDos peleadores a muerte. Dos noches juntos. La creencia de una traición me llevó a huir, pero solo 17 meses después vuelvo a encontrarme de frente con Legion o, como había descubierto recientemente, Christopher Morgan. Nuestra sangre fue derramada e...