Hace muchos siglos una bella mujer se enamoro de un joven rey pero ella ocultaba un dulce y peligroso secreto, por sus venas corría la sangre de un gran rey demonio su padre
¿Cómo se llama el demonio más fuerte del mundo?
Astaroth
¿Quién es Asta...
Mi madre Auriel se reunió con mi padre en el cielo en un lugar exclusivo, neutral el cual fue creado por la hija misma de Dios, quien se enamoro de Lucifer y se caso con él, en el Infierno ese lugar es especial, su tierra es sagrada y permite que un demonio nacido pueda pisarla sin ningún daño colateral, es un campo de conejos pues a Nicolle hija de Dios le encantan estos pequeños seres suavecitos y tiernos, al verse nuevamente mis padres estaban muy nerviosos pues, estaban cometiendo un pecado, un Ángel y un Demonio no pueden estar juntos según las leyes del Equilibrio mi padre entabló la conversación primero aunque estaba nervioso quería estar con mi madre así que se armó de valor.
—Hola Auriel, te ves hermosa.
—Muchas Gracias Astaroth —Admito que este Demonio sabe ponerme nerviosa.
—Quería decirte un pequeño secreto —Se que si Lucifer se entera de esto me matara, pero, no quiero ocultárselo, merece la verdad.
—A, si dime —Me intriga este secreto nadie nunca me ha confiado tales cosas.
—La primera vez que te conocí cuando vi tus ojos pude leer tus pensamientos —Espere a que digiriera esta información y pregunte —Estoy intrigado quien cree que eres ingenua y fácil de manipular.
—Todos en el cielo creen eso de mi, fue mi culpa confié en alguien que me uso para su beneficio e invento un rumor sobre mi, que me hizo sentir mal eso hizo que todos me vieran como a una niña tonta sin experiencia, que no puede defenderse de nadie, soy muy débil.
—No eres débil es solo que no confías en ti misma —Yo confió en ti me haces sentir tranquilo y calmas las llamas de mi ira Infernal.
— Yooo... —No lo entiendo, eres un príncipe Infernal por que te enamorarías de alguien como yo.
—Confía en ti —crees que quiero lastimarte o manipularte.
—No.. —Dude por un instante —Es solo que nunca antes había sentido nada igual a lo que estoy sintiendo es nuevo para mi, el amor que estoy sintiendo no tiene nada de malo, pero, esto está prohibido no debería y aun así quiero amarte, creer en tus palabras y estar a tu lado.
—Puedo tocar tu cabello por favor. —Su rostro me impide lastimarla, por mucho que la desee no quiero poseerla, quiero que sea mutuo y quiero que ella me permita hacerlo o me rechace.
—Su tono de voz era amable dulce se que podría obligarme, tomarme por la fuerza, pero, no lo hace me trata con delicadeza—Sus palabras suenan más a una súplica que a una orden y se que podría rechazarlo, pero, no quiero — Si respondí.
—Toque su cabello suave y sedoso quede hipnotizado por sus ojos —Estaba demasiado cerca tanto que podía escuchar su respiración y los latidos de su corazón —La bese.
—Sus labios fríos como el mármol se transformaron en un instante era cálidos, el beso era tierno lleno de inocencia. —Este demonio no había besado a nadie, como yo, no se sentía como algo en lo que tuviera experiencia.
—Confieso que nunca antes e besado a nadie eres la primera a la que le e dado un beso espero no haberte incomodado.—Mi deseo me gano y no pensé actúe deliberadamente. —Me consolaba que no parecía enojada conmigo.
—No me molesta, yo nunca antes había besado a nadie y me alegra que fueras quien me besara.—No controle mis acciones me deje llevar y lo bese nuevamente.
—El beso tardó mucho más era sensual, tan natural ella comenzó a desnudarme poco a poco —Le quite su vestido blanco, el sujetador y sus panties —Estábamos a merced del viento note como un escalofrió recorrio su esbelta figura bese cada parte de su cuerpo sabía que era su primera vez lo vi en sus ojos quería que su experiencia fuera única.
—Sus besos me cortaban la respiración tocaba partes de mi que nadie jamas habia tocado me trataba con sutileza y cuidado como si fuera a romperme con sus toques sus manos ásperas recorrieron mi columna vertebral, acaricio mi cuello lo beso y dio mordiditas
—Cuando toque su intimidad estaba tan mojada, pero, su piel era cálida, deliciosamente suave estaba lista para que la penetrara —Y lo hice poco a poco sentí como me apretaba la espalda y soltó un gemido por el dolor, me mordio el cuello hasta el punto de la sangre aguante y le susurré: tranquila mi Angel el dolor pasara y luego de eso solo sentirás placer con nuestros encuentros.
—El dolor disminuyó como dijo y poco a poco recobre el sentido mi cuerpo reaccionó favorablemente y comencé a deslizarme encima de él con movimientos circulares, sentía como su piel ardía en llamas, estaba tan caliente como yo.
—Ambos sin saberlo pensamos en cómo sería tener un bebe y así concebi a nuestra amada hija.
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