25. Jugador del Liverpool FC

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Blanca

Con que Álvaro y Bea salieron... y mi pregunta es hace cuánto tiempo. Y voy a tratar de averiguarlo, por curiosidad solo por curiosidad. Es chisme y eso no puede esperar.
Es la regla básica del chisme. El chisme no puede esperar.

En el patio, estaba con Aitana, Marta y Naya.

—¿Sabéis qué? Me enteré de que Álvaro, salió con la Bea, ¡la Bea! ¿La típica rubita de ojos azules pero con gafas? ¡Pues esa! —expliqué—. Y me entra la curiosidad. A lo mejor esas son el tipo chicas en las que se fija, ¿no?

—Ayy, quiere saber de su novio —dijo Aitana—. Te ayudaremos a stalkearle, eh.

—No, no lo quiero stalkear. Sólo quiero saber.

Lo digo porque... reviso muchas veces su cuenta aunque no tenga ni una mierda.

—¿Y si le dices directamente? —propuso Naya—. Se supone que sois de confi.

—No, tampoco hay mucha confianza, Naya.

—Pues con lo que nos narras...

—A mí Bea me cae fatal —comentó Aitana—. Es muy pija y una rata con corbata, ¿no creéis?

—Me sorprende que Álvaro haya salido con una tipa como ella —opinó Naya—. Sólo la soportan sus amigas y algunos psicópatas.

—A lo mejor es el tipo de chicas que le gusta este hombre —dije—. Le gustan las chicas así, ¿no?

—Le gustas tú, Blan —me dijo Marta.

***

Lo peor del año es nuestro horario, sin duda.

Aquellas personas que crearon nuestro puto horario, ¿están bien de la cabeza? Porque yo creo que no.

Un miércoles, después de un lindo y tranquilo patio, van y ponen una de las peores asignaturas, Inglés. Aunque se me da bastante bien (gracias Duolingo) pero el problema es el profesor.

Beltrán es un PUTO PSICÓPATA. ¿Quién carajos pone un examen de recuperación el primer día? Ese gilipollas.

Se hace el santo y el bueno pero es un idiota...

Calma, Blanca, calma

Aparte, exigió que todos hiciéramos el examen de recuperación, unos para salvar su materia y otros porque quería tocar los cojones y lo ha hecho.

Las vacaciones de Navidad, ESE DÍA y más lo de Bea, hacia que tenía la mente en otro mundo.

Lo que contesté yo en ese examen, lo contestó Dios por mí. Yo no he hecho nada.

Cuando terminamos la clase, nos repusolos en grupos y allí Bea preguntó:

—¿Qué tal el examen chicos? ¿Qué pusisteis en la cinco?

—¿Tú tenías que recuperar? ¿O no? —pregunté.

—Obvio que no. ¿Y tú, Blan?

—Claro que no.

—Yo creo que nos ha tocado a los cuatro en una mesa de intelectuales, ¿no creéis?

—Menos tú, obviamente —añadió Álvaro con frialdad.

—¿Perdona?

Qué pena que seamos un clichéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora