Capitulo 9

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Un día espantosamente cargado en el trabajo le había impedido a Vox revisar sus cámaras de seguridad por más de una hora. Incluso cuando estuvo metido en la limusina de regreso, tuvo que participar de dos llamadas importantes a la vez, mientras leía un extenso contrato del cual no se le podía escapar ni un detalle. No todas las semanas se podía hacer negocios con un overlord del calibre del que lo había visitado en esta ocasión, por lo que debía lucirse.

De modo que, cuando ingresó en la mansión y absorbió el penetrante aroma a una comida que hacía más de 7 años que no había vuelto a probar, mientras se escuchaba de fondo algunas risitas, tuvo unos segundos de pánico. ¿Dónde estaba Alastor? ¿Quién más estaba allí? ¿¿Quién estaba cocinando jambalaya en su casa??

Ya estaba corriendo hacia la cocina cuando se asomó de allí Alastor, quien recientemente había empezado a deambular por la casa con muletas un par de horas al día. Tenía una expresión beatífica que Vox jamás le había visto. Llevaba puesto un delantal rosado lleno de moños que Val había comprado para bromear una vez. Se veía tan encantador que Vox podría haber vuelto a pedirle matrimonio en ese mismo instante (de hecho, ahora que lo pensaba, ya que ese momento no había existido en realidad, tal vez podría inventarse algo sobre renovar los votos para simular un casamiento en toda regla...; sí, anotaría esa idea para después).

Alastor, ignorante de lo que su aspecto le generaba, alzó triunfante un plato en la mano que tenía libre.

-¡Pero qué esposo tan puntual tengo! Ven, siéntate, querido, ya estábamos por servir.

Vox lo siguió hacia dentro de la cocina, aún con algunos cortocircuitos en su cabeza impidiéndole formular una frase completa. Había ollas, tablas y cubiertos sucios por doquier. La otra presencia resultó ser Velvette, que debía de ser la única persona en el infierno capaz de verse a la moda llevando un delantal.

Mientras intentaba poner la mesa sobre el desayunador con una sola mano, Alastor empezó a hablar con entusiasmo.

-Hoy ha pasado algo increíble, ¡recordé una receta! No sé cómo la habré aprendido, pero presiento que se trataba de algo importante para mí... ¿quizás tú puedas completar estas memorias?

-Ah... eh... ¿recordaste una...? Es decir... -Vox luchaba contra el terror que subía por su garganta. Sabía exactamente el valor que la jambalaya guardaba para el demonio de la radio. No era en verdad una información peligrosa, lo que lo atormentaba era que Alastor estuviera recordando. ¿Qué pasaría si alentaba esta situación? ¿Recordaría algo más? ¿Descubriría que eran enemigos y lo odiaría y se iría de allí sin siquiera tomarse el trabajo de intentar matarlo mientras dormía? Velvette sonó sus dedos con el ritmo especial con que solía hacerle notar que su pantalla se había tildado. Vox se recompuso-. ¿Cocinaste esto por tu cuenta, con las muletas y el dolor de tu pierna? Tranquilamente podríamos haber pedido comida a domicilio o...

-¡Oh, tranquilo, Vox, no he estado solo! Tuve la colaboración de esta dulce niña aquí presente, yo apenas si hice algún esfuerzo.

Velvette pestañeó exageradamente con su mejor carita de inocencia. Vox frunció el ceño, solo Alastor podría ver a una "dulce niña" en aquella overlord controladora y despiadada, lo cual al parecer a ella la divertía mucho. En todo caso, prefería que se llevaran bien, por lo que no hizo nada por romper la ilusión.

Allí, en el desayunador, sentado frente a Alastor (que ya había terminado de servir los tres platos), debió de haberse quedado tildado otra vez, porque este se inclinó hacia él y apretó levemente en su brazo antes de retomar su discurso.

-Sé que no debo comer ningún tipo de carne... espero sin embargo que una persona tan sensible como tú podrá entender que no podía resistirme al primer impulso que he tenido en todo este tiempo de hacer algo verdaderamente mío. -Vox abrió la boca, pero Alastor reforzó el agarre para indicarle que se estuviera calladito, porque seguiría hablando-. Pero eso es todo, solo quería cocinar. Esta hermosa princesa me ayudó a diseñar una versión vegana para mí, de modo que tengo un plato aparte. Me has cuidado con tanto amor, querido... lo menos que puedo hacer yo es cuidar este cuerpo que tú salvaste. Sé que, si estuviera lo bastante fuerte como para comer algo así, tú me lo dirías. ¿No es así?

Querida Amnesia {StaticRadio}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora