Después del almuerzo, a menudo Vox insistía en la importancia de reconectar a Alastor al suero. Un aumento en la dosis de morfina forzaba una siesta relativamente larga que, en su opinión, debía de ayudar a su recuperación y a construir una rutina saludable y aburrida, en la cual, en definitiva, no podía haber nada demasiado interesante para él fuera de sus interacciones con Vox. Así era como tenía que ser.
Cierta vez, acababa de terminar de arroparlo —y permanecer su largo minuto en la habitación contemplándolo entrar en el letargo—, cuando Valentino lo agarró de la muñeca y tironeó de él con un gesto de claro disgusto. Vox soltó un resoplido de fastidio pero se dejó llevar. Podía imaginar por dónde vendría la cosa. No tenía muchas ganas de escuchar el reclamo pero, en el fondo, también sabía que tenía algo de razón.
En todo caso, ese era el tipo de relación que habían construido. Exigencias, manipulaciones, celos y una constante diversión. La mejor amistad que hubiera tenido en los últimos 30 años. Aunque, bueno, eso era porque no contaba su relación con Al. Es que... era su esposo, eso estaba en otra categoría. Se rio de sí mismo por ese chiste estúpido.
Apenas consiguió meterlo en la habitación vacía de al lado, Valentino empezó a gritar y a gesticular con todas sus manos.
—¡Ni siquiera te lo coges! ¿Para qué diablos estamos manteniendo a ese vago aquí, mmm? Llevamos meses preparándole la comida, preparándole el baño, revisando sus medicinas...
Vox chasqueó la lengua con su mejor expresión de seriedad.
—Eso es porque lo mantenemos drogado, Val.
—Lo que sea. No le hemos sacado ningún provecho. —Valentino se cruzó de brazos y sopló la antena peluda que cayó sobre su rostro.
Esta vez el televisor levantó un dedo acusador y puso una sonrisa socarrona.
—¿Cómo era eso de que respetabas los fetiches de los demás?
Eso solo molestó a Val aún más. Había algo en todo lo no-sexual que no terminaba de entrar en su cabecita.
—¿Tengo que repetirlo? Ni-siquiera-te-lo-coges.
Vox entonces vio su oportunidad. Se acercó a él, seductor (¿de qué otra manera se acercaría? ¿Acaso él no era seductor siempre? Como fuera).
—Eso es porque alguien me deja demasiado satisfecho en ese aspecto.
—¿Ah, sí? ¿Y tú cuándo satisfarás a ese alguien? —Si bien Val todavía tenía los brazos cruzados y su ceño continuaba fruncido, era evidente que empezaba a ablandarse. Vox recorrió su pecho con la punta del índice.
—Siempre que quiera estoy a su disposición...
Los labios de la polilla se curvaron de inmediato. ¡Ah, esa sonrisa llena de afilados dientes era tan jodidamente atractiva! No hizo falta mucho más para que se hundieran en un beso profundo, preludio de caricias desesperadas y bruscas, camino directo hacia una lluvia de gemidos y murmuraciones entremezcladas de fluidos.
Se entretuvieron su buena hora en los juegos más diversos, pero tras alcanzar una cantidad razonable de orgasmos no se demoraron más que unos minutos en la cama, recuperando la respiración. Vox era, aunque le avergonzara un poco admitirlo, bastante mimoso, pero ahora mismo no tenía necesidades en ese sentido. Su otra gran característica, además, era la incesante actividad, de modo que la ansiedad de continuar trabajando y planeando y haciendo crecer su imperio lo levantaron como un resorte. Intercambiaron un par de sonrisas satisfechas con Val y se vistieron para continuar con sus asuntos.
La discusión había quedado en el olvido.
O eso creía Vox, pero, mientras terminaba de anotar algunas observaciones para perfeccionar el último show que había lanzado al aire, la idea de que no cogía con Alastor regresó a su mente más de una vez. ¿Por qué no lo hacía? Ganas no le faltaban, debía decirlo. Y, además, era su puto marido. ¿No era eso lo que hacían los maridos, por todos los infiernos?
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Querida Amnesia {StaticRadio}
FanfictionStaticRadio Alastor pierde la memoria tras su pelea con Adam y Vox lo engaña haciéndole creer que están felizmente casados Terminada. Historia original de Lila Negra yo solo la pasé a Wattpad