**Stefany**
¿Quién alguna vez no ha sufrido de amor?
Si existe alguien, quisiera conocerlo, para que me enseñe el secreto de un corazón que nunca ha sentido el ardor de la pérdida, ni ha llorado en silencio por un adiós inesperado. Porque solo en ese sufrimiento se descubre, con el tiempo, la verdadera profundidad del amor.
Es en ese dolor donde aprendemos que, después de cada tormenta, el sol vuelve a brillar; que el amor, a pesar de las cicatrices que deja, también nos regala la capacidad de sanar, de renacer, y de encontrar, al final del camino, un amor más puro y verdadero, uno que finalmente se queda.
Aunque muchas veces el 'felices para siempre' no es para todos, porque en realidad, nunca existe un final definitivo. El amor verdadero es tan vasto y complejo que no puede reducirse a un solo capítulo ni a una historia cerrada.
Una verdadera historia de amor nunca se deja de escribir; continúa en cada sonrisa compartida, en cada lucha superada y en cada abrazo que une corazones rotos. El amor no busca un destino final, sino que se reinventa a cada paso, creciendo y transformándose, más fuerte que antes, por todo lo que ha superado.
El amor es tan hermoso, pero a la misma vez doloroso, especialmente cuando alguien te rompe el corazón.
Es un viaje que nos llena de alegría y esperanza, pero también puede llevarnos al abismo de la tristeza y la desilusión. Cada rayo de felicidad puede verse opacado por el eco de palabras hirientes y promesas incumplidas, dejando un vacío que duele más que cualquier herida física.
En esos momentos, la belleza del amor se convierte en una carga, aprender a sanar se vuelve una de las lecciones más difíciles de la vida.
A medida que crecemos, las heridas de nuestras rodillas se trasladan al corazón, estas son aún más dolorosas, causándonos un daño que parece infinito. entonces surge una pregunta que circula en mi mente, sin respuesta aparente:
¿Cuál era la prisa por crecer?
—*¡Rosel, te estoy hablando!* —grité, hecha una furia.
—*Déjame en paz, Gordis* —respondió mi hermano sin prestarme atención.
—*Te dije que te alejaras de mis amigas. ¡Ahora Dani no me habla por tu culpa!* —continué, quitándole el control para que me prestara atención.
—*No tengo la culpa de que ninguna de tus amigas se resista a mi belleza* —dijo con ironía mientras se levantaba del sofá—. Soy irresistible.
—Por tu culpa, mis amigas me dejan de hablar. ¿No estás cansado de hacerme la vida imposible, Rosel Richardson? ¡Deja de meterte con ellas!* —le grité, furiosa.
—*Mejor dile a tus amigas que no se enamoren de mí* —añadió con calma, mientras intentaba quitarme el control.
—*Está mal lo que haces. Engañas a las chicas, te acuestas con ellas y luego las desechas sin más.* —continué, frustrada.
—*Esa es mi naturaleza, hermanita* —me arrebató el control y se volvió a sentar para seguir jugando.
—*¿Y qué pasa si alguien te hace lo mismo?
—*Eso nunca pasará* —respondió con calma—. *Porque yo nunca me voy a enamorar.*
—*¿Y si uno de tus amigos me hace lo mismo, me enamora, se acuesta conmigo y...?
—Lo mato—me interrumpió furioso—. *Si uno de ellos se atreve a hacer eso, lo mato.*
Me quedé helada. Conocía a mi hermano muy bien y cuando él dice algo, sea lo que sea, lo cumple.
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Más Allá Del Espejo
Teen Fiction«Que si me dolió, claro que me dolió.» Me dolieron las palabras que elegí a propósito, cada una afilada y cruel, para que me odiaras, para que no volvieras. Sabía que alejándote, aunque me rompiera en pedazos, era la única manera de protegerte del...