lágrimas que duelen

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**Stefany**

Silencio.

Alguna vez, ¿has pensado que no eres suficiente? ¿Que no eres nadie?

Eso es lo que pienso ahora. Mírame, soy gorda, una bola de grasa que se tambalea con cada movimiento. No sirvo para nada. No puedo hacer ningún deporte porque me canso muy rápido, me falta el aliento apenas empiezo a moverme. No soy atractiva; sólo puedo esconderme tras la ropa que uso y mi camisa grande que me oculta del mundo y de mí misma.

Mi refugio es la comida; suelo comer en exceso para olvidarme de todos mis problemas y preocupaciones. Cada vez que me miro al espejo, veo a alguien que está rota, que no puede ser amada ni siquiera por su propio hermano. Mi madre ni siquiera me habla, soy solo una bola de pelos, una masa sin forma. Mis abuelos deben sentir lástima por mí, y todo lo que ven es una tristeza que no saben cómo aliviar.

"Nunca seré lo suficientemente buena", "Siempre estaré sola", "Nadie querrá estar conmigo". Me siento como una carga, como alguien que no tiene valor y que nunca podrá alcanzar lo que los demás tienen. Keidel parecía ser la única excepción, pero ahora incluso él me a demostrando que ni siquiera el amor que pensé tener era verdadero.

¿Debería perdonarlo? Llevo tanto tiempo con él, y ahora descubro que me  engaño. No sé qué hacer. No me siento segura de mí misma. Siento que nadie me quiere. Mi inseguridad se convierte en una prisión de la que no puedo escapar. ¿Realmente merezco esto? ¿Podré alguna vez superar esta sensación de inutilidad y encontrar un lugar en el mundo donde pueda ser aceptada y querida tal como soy? ¿Podré ser bonita en algún momento?  ¿Por qué Keidel me engañó? No con una, sino con tres chicas. Tal vez no fui suficiente para él.

No soy sexy ni bonita, los chicos no se mueren por mí ni hacen fila para salir conmigo. Pero, ¿por qué me mintió? Debí hacerle caso a mi hermano y no tener novio, y menos uno de sus amigos mujeriegos que no valoran a las chicas. Por lo menos no nos habíamos acostado aún.

Si no querías nada conmigo, ¿por qué me buscaste? ¿Por qué me ilusionaste? ¿Por qué me confundiste con falsas promesas? Al final, fuiste lo que me juraste destruir.

Siempre he tenido problemas con mi autoestima. Desde niña, he luchado contra el espejo y las crueles palabras de mis compañeros de clase. A veces, la voz interior que me dice que no soy lo suficientemente buena, bonita, ni interesante, se hace tan fuerte que es difícil ignorarla.

Keidel parecía ser la validación que tanto anhelaba, una prueba de que alguien podría verme y amarme por lo que soy. Pero ahora, esa frágil seguridad que había construido se desploma como un castillo de arena.

—Oye, gordis, ya llegamos —dijo Rosel , sacándome de mis pensamientos. Volteé a verlo y mi cara estaba húmeda con las lágrimas—. ¿Me vas a decir por qué estás llorando?

—No es nada.

—No me vas a mentir a mí gordys, anda dime qué te pasa.—dijo mirándome con ternura.

—Te le voy a decir si prometes no regañarme.

—Ok.

—Prométemelo.

—Está bien, te prometo que no te voy a regañar.

—Me enamoré, de un chico....y..Pensé que podíamos tener algo bonito pero le gustan las más sexis.—menti

Sabía que estaba molesto. Se dio la vuelta y luego le dio un par de golpes al volante del auto, pasando su mano por su cabello con frustración.

—Ya sé lo que me vas a decir... Pero lo siento, debí hacerte caso —Intento no llorar nuevamente.

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