Autocontor

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**Stefany**

Sentada en el sofá con los pies elevados sobre una almohada y la cabeza colgando hacia abajo, mirando al techo.mi postura era una mezcla de aburrimiento y hambre, La mañana se había arrastrado interminablemente, y la televisión frente a mí solo repetía los mismos titulares sin que me interesara realmente.

Mi mente estaba mucho más ocupada con lo que había sucedido Rosel se fue al hospital tan pronto como supo del accidente de Liam. Estaba bastante segura de que Santiago y max  también estarían allí; mi hermano nunca dejaría a sus amigos solos en una situación así.

Admiro esa parte de el, nunca deja solo a sus amigos cuando lo nesecitan, Pero en todo lo demás es un bastardo.

Suspiré, girando mi cabeza para observar la pantalla que ya no me entretenía. Me había pasado toda la mañana mirando televisión, esperando que el tiempo pasara más rápido, pero el aburrimiento solo se había intensificado.

Nada parecía cambiar mi estado. Y, para colmo, el hambre me estaba matando. a pesar de lo que comía, nada parecía satisfacerme. Cada bocado era insuficiente, y la sensación de vacío en mi estómago no desaparecía. La dieta, que al principio me parecía una buena idea, ahora se sentía como una tortura.

—Estoy muriéndome de hambre —murmuré frustrada—. Todo lo que como no calma mi apetito, y estoy tan aburrida... No sé cuánto más puedo soportar esto.

Me incorporé un poco, contemplando la idea de buscar algo en la cocina, pero sabía que romper la dieta no era una opción. Así que, con un último suspiro, me recosté nuevamente en el sofá, resignada a esperar que el día cambiara o que, de alguna manera, mi hambre se calmara.

Pensando que quizás distraerme un poco podría ayudarme a olvidar el hambre, me levanté del sofá con determinación. Miré alrededor de la sala, buscando algo que pudiera hacer para cambiar mi estado de ánimo. Entonces se me ocurrió una idea. Si no podía calmar mi hambre con comida, tal vez podía hacerlo con música.

Si es una idea tonta lo sé Pero no queda de otra.

Me dirigí al cuarto de Rosel, donde sabía que tenía un parlante Bluetooth. Entré en el cuarto, busqué el parlante y lo encendí. Dándole pley «Bailando de enrique Igresia»  La música comenzó a sonar a todo volumen, llenando el espacio con ritmos movidos y alegres.

__¡Yo te miro se me corta la respiración!__grite a todo pulmón__cuando tu me miras se me sube el corazón.

Sin pensarlo dos veces, me dejé llevar por la música. Comencé a dar vueltas por la casa, moviéndome al ritmo de la canción, sintiendo cómo el sonido se apoderaba de mí.

Giraba y bailaba de un lado a otro, tratando de dejar que el ritmo y la energía de la música me distrajera de la sensación constante de hambre.

__Yo quiero estar contigo vivir bailar contigo beber contigo una noche loca, y besar tu boca.

Reía para mí misma, saltando y girando mientras la música me envolvía,Me cansé de bailar y, al detenerme, miré la hora en mi teléfono. Apenas eran las 12:30 p.m. Cometí un tremendo error. al pensar que bailar me quitaría el hambre  ahora me doy cuenta de que solo tengo más hambre.

—Uff —murmuré, dejándome caer de nuevo en el sofá—. Lo siento, pero no aguanto más.

Me levanté con la esperanza de encontrar algo que realmente me llenara. Me dirigí a la cocina y abrí la nevera. Entre una variedad de bocadillos, agarré una barra de granola. La miré dudando si debía comerla o no.

—¡No! Pero no le puedo hacer eso a keider Él está haciendo la dieta conmigo. Si como ahora, estaría traicionando su confianza en mí —pensé en voz alta mientras me quejaba—. ¡Ach, pero tengo hambre!

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