Machista de mierda

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**Stefany**

¿Quién diría que alguien que debería ser mi refugio, mi lugar seguro, es quien más me genera caos, estrés y malos momentos? Lo más doloroso es que, en su historia, siempre soy la villana. Me ha herido tantas veces, haciéndome sentir insignificante solo por atreverme a defenderme.

Sé que es mi madre, pero también tengo derecho a protegerme. Sin embargo, cada vez que lo hago, termino siendo la culpable, mientras ella se presenta como la víctima perfecta, haciéndome ver como una dramática.

No la odio, pero tampoco sé bien qué siento por ella. Es una mezcla de odio y resentimiento. Me duele no ser suficiente para ella, que no me quiera a pesar de ser su hija.

Me esfuerzo constantemente, intentando superarme para que se sienta orgullosa, pero nunca es suficiente. Siempre encuentra una manera de hacerme sentir que los demás son más importantes, que nunca le alcanzo para verme como me gustaría.

Cada día me exijo más, esperando que algún día lo que haga sea digno de su reconocimiento. Pero esa sensación de vacío no desaparece.

¿Cómo es posible que alguien que te dio la vida te haga sentir invisible, como si no merecieras su amor o su tiempo? Me pregunto si alguna vez seré suficiente para ella o si siempre tendré que cargar con esta sensación de no pertenecer.

—Contesta mi pregunta.

—¿Qué chico, mamá? Dilan y yo solo conversamos en la escuela, no somos nada —dije en tono serio.

—No me importa, recuerda que no tienes permiso de tener novio y hazle caso a tu hermano —dijo, más bien gritó.

—Fue él quien te lo dijo, ¿verdad? —dije sospechando que el tarado de Rosel le había ido con el chisme.

—No importa si fue él, aléjate de ese delincuente.

—¿Y tú cómo sabes que es un delincuente,? Ni siquiera lo conoces —dije, enojada.

—Tu hermano sí lo conoce y eso es suficiente...Aléjate de ese chico.

—¡No puedes decidir con quién hablo! —protesté.

—Lo hago por tu bien, Pronto estaré de vuelta en casa y espero que hayas hecho caso.

—Pero,...

—Pero nada,  Hazle caso a tu hermano —dijo ella antes de colgar.

Me quedé mirando el teléfono, sintiendo una mezcla de frustración y enojo. Todos quieren que le haga caso a mi hermano, pero ¿y yo? ¿Quién me hará caso a mí? ¿Acaso mi opinión no cuenta? Todos piensan que Rosel es un santo, que no puede romper un plato.

¡Alguna vez seré suficiente para mí madre! Creo que ya no me importa,Con el tiempo me di cuenta de que, para ella, no soy nada. , en realidad, para nadie lo soy.

A medida que pasa el tiempo, esa verdad ha empezado a calar más hondo. He dejado de intentar convencerme de lo contrario, de buscar en ella algo que probablemente nunca existió.

¿De qué sirve seguir esforzándome por alguien que nunca me ha visto, que siempre me ha hecho sentir insignificante? Me he desgastado queriendo ser alguien para ella, pero parece que nada de lo que hago puede llenar ese vacío que hay entre nosotras.

Al principio, lo único que quería era ser su orgullo, su motivo de alegría. Ahora, solo queda el cansancio de tanto intentar, de tantas veces toparme con su indiferencia.

Ya no me importa como antes. He aprendido a esperar menos, a no buscar en ella lo que jamás me dará. Sin embargo, esa sensación de no ser suficiente no desaparece. Me sigue acechando, haciéndome dudar de mi valor, no solo con ella, sino con los demás.

Más Allá Del Espejo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora