Mi salvador

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**Desconocida**

La oscuridad comenzó a desvanecerse lentamente, y cuando abrí los ojos, todo lo que podía ver era blanco. Un techo blanco. Paredes blancas.El silencio era abrumador, tan distinto al rugido del fuego que había envuelto mi mundo antes de caer en la inconsciencia.

Parpadeé varias veces, tratando de comprender dónde estaba, era igual que el internado todo de blanco y si todo lo que había vivido no había sido más que un sueño. Me sentía adormecida, como si mis pensamientos estuvieran envueltos en una neblina espesa.

Me pregunté si realmente había habido un incendio, si Liam estaba bien y si todo aquello no había sido más que una pesadilla. Quizás, después de todo, nada había ocurrido. intenté levantar uno de mis brazos y sentí una extraña presión en mi piel.

Con esfuerzo, levanté la cabeza y miré a mi lado. Lo que vi me hizo jadear de horror: una máquina estaba conectada a mi brazo, con tubos que entraban y salían de mi cuerpo. Mi cabeza también estaba conectada a algo, como si intentaran monitorear cada uno de mis pensamientos.

El miedo que había sentido en el incendio regresó con fuerza, llenando mi pecho con una sensación de angustia sofocante. Me arranqué los tubos de la mano, ignorando el dolor agudo que me recorrió el brazo al hacerlo.

Mis manos temblaban, pero logré liberarme de los cables que me mantenían conectada a la máquina. Me levanté de la cama con dificultad, mi cuerpo sintiéndose débil y torpe. La habitación blanca me rodeaba, haciéndome sentir como si estuviera de regreso en el internado. Comencé a caminar hacia la puerta, tambaleándo mientras intentaba mantener el equilibrio.

.Al llegar a la puerta, la abrí con una mano temblorosa, tosiendo suavemente al hacerlo. El pasillo que se extendía ante mí era aterradoramente familiar. Las paredes blancas, los suelos pulcros y las luces frías me recordaban demasiado al internado del que acababa de escapar. Mi corazón latía con fuerza en mi pecho mientras avanzaba lentamente, observando a las mujeres vestidas de blanco que caminaban por el pasillo.

"¿Me han puesto en otro internado?", pensé con desesperación, mientras mi mente luchaba por comprender lo que estaba viendo. Algunas de las mujeres llevaban prendas de colores diferentes, y en medio de ellas, vi a hombres que también parecían ser parte de este lugar.

Todo parecía tan surrealista, tan fuera de lugar Tan diferente. Me detuve, sintiendo cómo el miedo comenzaba a apoderarse de mí nuevamente. ¿Dónde estaba? ¿Qué me habían hecho? Y lo más importante... ¿Dónde estaba Liam?

Mientras permanecía en el pasillo, mi respiración se aceleraba con cada segundo que pasaba. Entonces, una de las mujeres vestidas de blanco se acercó a mí rápidamente. Era joven parecía de edad, con el rostro sereno y una expresión de genuina preocupación. Su cabello castaño estaba recogido en un moño apretado, y sus ojos, de un color verde pálido, me miraban con una mezcla de compasión y urgencia.

—No deberías estar aquí —dijo suavemente, su voz teñida de alarma mientras extendía una mano hacia mí—. Tienes que volver a tu habitación, aún no estás bien.

Retrocedí un paso, mis ojos buscando desesperadamente algo, alguien. Liam

—¿Dónde está Liam? —pregunté con voz quebrada.—. Necesito verlo... ¡Llévame con él!

—No puedes quedarte aquí. Tienes que volver a tu habitación, por favor, deja que te ayude.

Negué con la cabeza.

—No voy a regresar a esa cama a menos que me lleves con Liam. Quiero verlo... Necesito saber que está bien.

La mujer suspiró, su mirada se suavizó,. Dio un paso hacia adelante, extendiendo su mano hacia mí con más firmeza.

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