Capítulo 8: No debimos.

399 61 34
                                    

—Bien... Midoriya Izuku... Veintisiete años.... Doce semanas de gestación... Tipo de sangre: O positivo... Listo —El médico sonríe terminando de firmar algunas cosas.

Izuku juega nervioso balanceando sus pies, Shōto lo tranquiliza tomando sus manos, entrelazando sus dedos y ofreciéndole una sonrisa que termina siendo correspondida.

—Tu peso es adecuado para tu talla, no hay signos de presión arterial y, según los resultados del laboratorio, tus niveles de hemoglobina y glucosa están bien, de igual forma no presentas infecciones. Te enviaré una copia del Doppler a tu correo con los latidos de cada bebé. Agenda una cita para la semana dieciséis a menos que sientas que algo va mal, de ser ese el caso , regresa cuanto antes—sigue anotando algo en una boleta, que arranca y le entrega a Shōto.

El alfa lo recibe con curiosidad haciendo un esfuerzo sobrehumano para entender la caligrafía del doctor.

—Es una lista de vitaminas que debe consumir. Puede conseguirlas en cualquier farmacia. Usted no puede alterarse porque las feromonas le afectan a su omega, y él no puede pasar por estrés, asegúrese de que descanse adecuadamente, coma bien y haga ejercicios sencillos.

—Muchas gracias, doctor —sonríe Izuku, Shōto le hace una reverencia.

—Ah, y solo por si se lo preguntan, es seguro intimar, de hecho, beneficiaría bastante a los cachorros debido a que los músculos de la pelvis...

—¡N-no hace falta que nos lo explique, se lo agradecemos! —interrumpe Izuku con un gran rubor.

El médico ríe despidiéndose de la "pareja".

Izuku suspira saliendo del consultorio e intenta caminar a paso apresurado hacia la salida, mas Shōto lo detiene.

—Espera, necesitamos pasar por la farmacia.

—¿Para qué?

—Hierro, ácido fólico, calcio y omega 3 —lee el papelito—. Tu cuerpo va a pasar por un cambio drástico, sobre todo con trillizos, sería bueno conseguir todo esto cuanto antes —explica el alfa caminando hacia la farmacia de la clínica.

El pecoso no se niega y lo sigue, sintiéndose algo cohibido cuando ve que Shōto mete en la cesta tanto como puede, incluso más de lo que la boleta pide.

Pero aunque quiera negarse, su omega interior está feliz sintiendo al alfa preocupado y pendiente de él y de los cachorros que esperan.

Sí, eso es precisamente lo que desea que haga Tōya: Proveer y velar por su familia.

Comprende que tampoco es fácil para el de ojos turquesas aceptar que estaba embarazado de otro hombre, así que evita forzarlo a acompañarlo para evitar problemas en su relación.

Pero por suerte, estaba Shōto, quien parecía no tener problema alguno en ocuparse de todo lo que un alfa debería.

—Es hora del almuerzo, te llevaré a comer antes de dejarte en casa, ¿te apetece algo en específico? —pregunta dejando las cosas en los asientos traseros del auto.

Izuku no se lo piensa, al instante su mente responde.

—Pasta. Una lasagna con mucho, mucho, mucho queso.

—Concedido —responde con una leve sonrisa mientras empieza a conducir.

El alfa había tomado las riendas, y aunque Izuku intentaba no pensar demasiado en eso, no podía evitar sentirse bien al estar bajo ese tipo de cuidado.

Guarda silencio [Tododeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora