Capítulo 10: Siempre estás tú.

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Se remueve inquieto en la cama. Algo no estaba bien. Un dolor empieza a expandirse por su abdomen, lo que lo hace despertar aún cuando el cielo sigue oscuro.

No era un dolor intenso, pero tampoco era normal.

Gira al oír un leve ronquido. Es el bicolor que sigue profundamente dormido, con la mano aún sobre su vientre, abrazándolo con un gesto protector.

El omega intenta moverse con cuidado, sin querer despertarlo, pero el movimiento hace que el dolor vuelva con más fuerza e intensidad. Un quejido escapa de sus labios.

—¿Izuku? —La voz adormilada de Shōto se oye—. ¿Estás bien?

—No lo sé... —responde tomando su mano—. Algo no está bien, me duele...

Los ojos de Shōto se abren de golpe, completamente despierto ahora. Su expresión de preocupación es instantánea. Se sienta rápidamente, inclinándose sobre él para tocar su estómago.

—¿Desde cuándo? —pregunta con fingida calma, intentando no sonar alarmado.

—Recién... No es constante, pero...

Shōto se incorpora de inmediato, encendiendo la luz de la lámpara de la mesita de noche.

—Abrígate, vamos al hospital, no me arriesgaré —declara saliendo de la cama con rapidez y ayudando a Izuku a levantarse.

Izuku asiente y obedece sin dudar.

A pesar de la calma que trataba de mantener, Izuku no podía evitar sentirse asustado.

El trayecto al hospital fue rápido. Shōto, al volante, mantenía una mano firme sobre la de Izuku, tratando de transmitirle calma. Una vez que llegaron, fueron atendidos urgentemente. Un médico los recibió y llevó a Izuku a la sala de examen.

Shōto se queda a su lado en todo momento, sosteniendo su mano mientras el doctor revisaba el estado de los bebés.

—Lo que estás experimentando son contracciones falsas —explica el doctor después de revisar los signos vitales y hacer una ecografía—. Es común en embarazos múltiples, sobre todo cuando el útero empieza a estirarse más de lo normal. No deben preocuparse, los bebés están bien.

—¿Contracciones... falsas? —repite el omega—. ¿Entonces no es nada grave?

—No, solo es incómodo y atemorizante. Tu cuerpo está preparándose para la expulsión, aunque falta bastante tiempo. Lo importante es que no te sobreexijas y te tomes las cosas con calma —dice mirando también a Shōto—. Y mantén el estrés bajo control, eso también puede causarlas.

Izuku asiente, y Shōto suspira sin soltar su mano ni un segundo. El alivio en sus rostros es evidente.

—Lo siento si te asusté —murmura Izuku cuando ya estaban de regreso en el auto.

—No te disculpes —niega Shōto—. Lo importante es que estás bien... y ellos también. Pero tienes que cuidarte más, Izuku, no más situaciones de estrés. Si Tōya te hace enojar, déjalo pasar y llámame.

Izuku sonríe, sintiéndose afortunado de tener a Shōto a su lado. De vuelta en casa, este se acurruca junto a él una vez más y sus brazos rodean con ternura su vientre que empezaba a tomar forma.

—Tienen que comportarse, ¿entienden? —susurra Shōto, apoyando su frente contra la pancita de Izuku, hablando a los trillizos—. No queremos más sustos, ni que papá Izuku sufra, ¿no?

Izuku lo observa con una sonrisa tierna mientras siente los labios de Shōto dejar un beso en su estómago antes de acomodarse detrás de él en la cama, abrazándolo de nuevo con protección.

Guarda silencio [Tododeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora