Max suspiró pesadamente, sus anchos hombros levantándose y bajando en un movimiento lento, como si llevaran el peso del mundo. Su padre no lo llevaría de nuevo al instituto; después de todo, la universidad ahora tenía órdenes estrictas de llamar a Louis si Max se saltaba una clase o se metía en problemas. No podía evitar un ligero sentimiento de humillación al saber que su padre estaba tan involucrado en su vida universitaria.
Mientras caminaba hacia el nuevo salón asignado, Max sintió su desagrado aumentar al ver a alguien sentado en lo que solía ser su lugar habitual. Sus amigos, que todavía se burlaban a espaldas de él, no se atrevieron a decir nada en voz alta cuando Max les lanzó una mirada feroz. Su voz, tan profunda como un trueno distante, resonó en los pasillos. “¡Ya cállense!” rugió, su tono de voz lleno de autoridad y molestia. La fuerza en su voz era tan imponente como su físico, un retumbar que hacía eco en el espacio y dejaba a todos en silencio.
Con un paso pesado, Max se dirigió al nuevo salón, ubicado al otro lado del campus, lejos de las salidas rápidas que solía usar para escabullirse. Su tamaño y su fuerza le daban un andar característico, cada paso suyo resonando como un eco en los pasillos. Los estudiantes más pequeños, casi todos, se apartaban de su camino, sintiendo el aura de poder y peligro que emanaba de su imponente figura. Con cada movimiento, sus músculos sobresalían bajo la camiseta, sus bíceps tan grandes como las cabezas de muchos de sus compañeros de clase.
Al entrar al nuevo salón, Max se sintió fuera de lugar. Este no era el territorio al que estaba acostumbrado. Aquí no había risas rudas ni miradas desafiantes, solo un murmullo de conversaciones tranquilas y el sonido suave de las hojas de papel al ser pasadas. Al fondo de la clase, una chica tímida levantó la vista al ver a Max entrar. Sus ojos se encontraron y, a pesar de su tamaño, ella no apartó la mirada. “Hola,” dijo ella suavemente. Max, sorprendido por la falta de miedo en sus ojos, asintió, sentándose torpemente en su silla.
"Soy Emily," dijo la chica, su voz suave como un susurro. "Escuché que te transferiste a este salón."
Max, acostumbrado a la rudeza y al desprecio, no supo cómo responder al tono amigable de Emily. "Sí," gruñó, su voz sonando como un bajo estruendo que hizo que algunos estudiantes más cercanos levantaran la cabeza curiosos. "Me cambiaron."
A su lado, otro chico asintió. Era Anthony, un estudiante tranquilo que no decía mucho, pero cuya presencia calmada contrastaba con la de Max. Anthony no parecía molesto por la llegada de Max, lo cual sorprendió al gigante. “¿Te gusta la música?” preguntó Anthony, su voz apenas un murmullo comparada con el rugido constante de Max.
Max asintió, aún un poco desconcertado por la facilidad con la que ambos estudiantes hablaban con él. “Sí, algo de rock pesado,” admitió, su voz retumbando en la pequeña distancia que los separaba. Emily sonrió tímidamente, “A mí también,” dijo, sus ojos brillando con un entusiasmo genuino.
Max no podía evitar sentirse fuera de lugar, su tamaño y su voz dominando el espacio de una manera que no tenía cabida en este ambiente tranquilo. Sus brazos, tan gruesos como los muslos de la mayoría de los chicos, descansaban sobre el escritorio, abarcando casi todo el espacio disponible. Cada vez que se movía, sentía que su cuerpo masivo eclipsaba a los demás. Sin embargo, a medida que la clase avanzaba, comenzó a notar algo: Emily y Anthony no parecían molestos ni intimidados por él. De hecho, parecían interesados, genuinamente dispuestos a conocerlo más allá de su imponente figura y su reputación de rudo.
Max no podía recordar la última vez que alguien lo había tratado como algo más que una amenaza o una atracción de feria. Aquí, en este salón lejos de su zona de confort, Max encontró algo inesperado: una oportunidad para empezar de nuevo. Aunque el camino por delante todavía parecía incierto, y aunque su voz seguía sonando como un trueno en medio de una tormenta, Max decidió que tal vez, solo tal vez, había más para él que la vida que había conocido hasta ahora.
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Dudas [terminada]
Short Story¿Qué pasa cuando el mundo que conoces cambia en una noche? los cimientos caen cuándo la verdad aparece. Ninguna mentira es para siempre, y Max tiene que aceptarlo.