Dudas [terminada]

XV

Louis se sorprendió gratamente al conocer a los nuevos amigos de Max. Emily y Anthony eran el polo opuesto de la anterior compañía de su hijo. La chica, tímida y reservada, y el chico, siempre atento y educado, contrastaban notablemente con el grupo de rudos matones de antes. A pesar de la brusquedad de Max, que seguía actuando como un gigante descontrolado, parecía que el cambio era genuino.

Una tarde, mientras Louis preparaba la cena, los nuevos amigos de Max llegaron a la casa. La transformación en su hijo era evidente. Aunque aún mostraba una actitud dura y un temperamento que no se escondía, los cambios eran notables. Max había dejado de ser un problemático para convertirse en un atleta destacado en el campo de fútbol americano. Su tamaño y fuerza ahora eran activos en lugar de problemas, y el campo de juego se había convertido en su reino.

Louis observó con curiosidad mientras Max, con su estatura imponente de 2.30 metros, recibía a Emily y Anthony en la puerta. La gran sombra de Max se proyectaba en el umbral, su tamaño dominando el marco de la puerta. Cada paso suyo hacía que el suelo pareciera temblar, sus músculos ondulando bajo la camiseta ajustada que vestía, y su voz resonando con un tono profundo y robusto que atraía la atención.

“¡Hey, chicos! ¿Qué tal si vamos a jugar un poco antes de la cena?” dijo Max, su tono de voz vibrando con una mezcla de entusiasmo y autoridad. Aunque la invitación era casual, el peso de su presencia imponía respeto.

Emily y Anthony intercambiaron miradas, asintiendo con una mezcla de diversión y resignación. “Está bien, pero no hagas que todos se caigan de la risa,” bromeó Emily, su risa apagada por la presencia imponente de Max.

Mientras Louis preparaba la cena, los sonidos de la risa y los gritos provenientes del jardín le llegaban claramente. La energía de Max era contagiosa, y a pesar de su fuerza y tamaño, había un aspecto juguetón en su interacción con sus amigos. A menudo, Louis se veía sorprendido al ver a Max jugando con tanto ímpetu y alegría, como si estuviera redescubriendo un lado más ligero de sí mismo.

Durante los juegos de fútbol americano de la temporada, Max demostró ser una fuerza imparable. Cada vez que pisaba el campo, su figura era como un titán en acción. Con sus músculos abultados y su altura sobrehumana, Max no solo arrasaba en cada jugada, sino que también atraía la atención de los espectadores y rivales por igual. Su presencia en el campo era tan dominante que parecía que ningún adversario podía hacerle frente.

Emily y Anthony se sorprendían al ver a Max escalar sin esfuerzo hasta sus ventanas, utilizando sus enormes manos para agarrarse de cualquier saliente. Max, moviéndose con una agilidad inesperada para su tamaño, encontraba un entretenimiento único en escalar las paredes de la casa cuando no había nadie alrededor. Era como si el mundo fuera un campo de juego gigante para él.

Una noche, después de una victoria en el campo, Max trepó hasta la ventana de la habitación de Emily. La luz de la habitación proyectaba una sombra de su figura en la pared, sus músculos resaltando bajo la luz. Emily y Anthony se miraron sorprendidos mientras Max entraba por la ventana, su tamaño aún más impresionante de cerca.

“¡Max! ¿En serio?” exclamó Emily, tratando de ocultar su sorpresa y diversión. “¿No puedes simplemente usar la puerta?”

Max se encogió de hombros, su rostro mostrando una sonrisa amplia. “¿Y perderme la diversión de escalar? Vamos, es más divertido así,” dijo, su voz grave retumbando en la habitación.

A pesar de la rudeza de su carácter y el desbordante tamaño, había algo en Max que seguía siendo cautivador. Sus amigos habían aprendido a apreciar su forma única de ser, una mezcla de ternura y brutalidad. El gigante que una vez se mostró como una amenaza se estaba transformando en un compañero leal, alguien con quien compartir risas y aventuras. Aunque seguía siendo el mismo coloso de siempre, la evolución en su comportamiento y en su entorno mostraba que, quizás, había más de lo que parecía a simple vista.