💌 Dos mejores amigos de la infancia que fueron perdiendo la comunicación a través del tiempo. Sentimientos y secretos mutuos no dichos, aquellos que después de dos años se vuelven a reencontrar con esos sentimientos más fuertes que antes.
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23|GOLEADA.
Dana.
Fue una mañana larga en la editorial de mucha charla, cafe de por medio, fechas y acuerdos. Me permito soltar un suspiro cuando abro la puerta de la casa de Pedro, cierro detrás de mi y dejo las llaves sobre el mueble que estaba en la entrada.
A pesar de vivir con los Gonzalez ya hace casi un año, aun no me acostumbraba a llamarla "mi casa" porque no lo era.
He pensando varias veces en mudarme pero cuando se lo comenté a la familia se negaron a que me marche.
El olor a carne a la plancha entraron por mis fosas nazales, provocando que mi panza rugiera.
Al entrar a la sala, los primeros que me recibieron fueron Nilo y Minnie, nuestro nuevo cachorro y nuestra gata, cuales mueven sus colas contentos mientras se frotan en mis piernas.
— Hola amores. — les hablo con una voz chillona y dulce. Me pongo en cuchillas para poder acariciarlos — ¿Me extrañaron?
— Tranquila, ya te responden. — escucho ironizar a Fer.
Levanto mi mirada hacia él con el ceño levemente fruncido, este desde el sofa me regala una sonrisa burlona.
— No seas pesado. — interviene mi novio que observaba la escena desde el sofa.
— Ay, el novio del año al rescate.
Fer rueda los ojos con diversión al ver a su hermano menor levantarse para venir hacia mi.
Le saco el dedo del medio, poniéndome de pie, antes que Pedro llegue a mi para saludarme con un pequeño beso en la boca. Mientras tanto nuestras mascotas se marchan a dirección del jardín.
