16. Sanar.

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16| Sanar.

Dana.

Odiaba los hospitales. Pase la mayor parte de mí vida en ellos y aún así seguía odiandolos, el olor a lavandina, el color blanco de las paredes y el maldito silencio que había. De pronto, caminado por estos pasillos, los recuerdos de una niña de seis años sentada en una sala de espera con su padre y la familia Gonzalez, tratando de obtener noticias de su madre, no tardan en aparecían en mi cabeza.

Había tomado el primer vuelo a Canarias que había, Pedri insisto en que me quedara con él y me tranquilizara pero me negué. Estaba cansada de salir corriendo detrás de ella sabiendo que no se lo merecía, pero no quería ser como ella. No puedo abandonar a las personas cuando más me necesitan.

A los lejos del pasillo puedo identificar a mí padre, nervioso cambiando de acá para allá mientras el señor Fernando trataba de tranquilizarlo. Mary y Fer se encontraban sentado mirando la escena, parecían preocupados.

No podía creer que todos los sabían y ninguno se les ocurrió avisarme.

— No es culpa de Dana que su madre se encuentre así. — escucho al señor Fernando decir cuando me voy acercando más a ellos.

— Si lo es, si ella no hubieran nacido todo sería diferente. — al escuchar las palabras de mí padre, detengo mí paso sorprendida, sentí una precio en el pecho por lo que ha dicho. Me sentía decepciona y dolida.

Creo que al final de cuenta la única persona que se preocupa por mí soy yo misma.

Fer al darse cuenta de mi presencia, se levanta rápidamente haciendo que todos se giren a mi. Ignorando a los demás y tratando mí nudo que tenía en la garganta, me acerco a mí padre.

— ¡¿En serio?!, ¡¿Otra vez lo mismo?!.

Me mira resentimiento.

— Tranquilizate, Dana. — me pide en voz baja, Mary.

— ¡No, no me voy a tranquilizar!. — ahora sí exploto. — Siempre pasa lo mismo, estamos aquí otra vez por las malditas drogas que se mete en el cuerpo. No podemos estar detrás de ella tratando de que no haga otra estupidez.

— ¿Entonces para que has venido, eh?.

Me sobre salto un poco al escucharlo gritar con tanto odio. Me acerco a él, apuntándole con el dedo índice.

— ¿Sabés por qué vine?. — murmuro entre dientes — Porque no puedo dejarla tirada como ella lo hizo conmigo. No quiero ser ella, no puedo.

— Ella no te dejó tirada.

— Si lo hizo... Y a ti también. Nos ha dejado a los dos. — trato de hacerlo razonar, por dios, porque no podía verlo. — ¿No te das cuenta de todo lo que nos hace pasar?.

— No, no lo entiendes. — corre su mirada sobre mí para mirar hacia otro lado, negando con la cabeza. — Se que va a cambiar, vamos a ayudarla.

— La hemos ayudamos muchísimas veces y ella no puso de su parte. — cierro los ojos un momento para no perder la paciencia y tratar de calmarme. — No podemos cambiar a alguien quién no tiene la voluntad en hacerlo, entiendelo joder.

Voltea a verme, parecía pensativo y cansado por la situación. Por primera vez, me preocupe, al verlo tan desbastado hizo que mí pecho doliera aún peor. Apesar de todo lo que nos hizo, él siempre estuvo para ella y Victoria no era capas de ver todo lo que aguanta, aguantamos, y me apena que no lo valore.

Él tenía un amor incondicional por ella.

La puerta de la habitación, donde se encontraba mí madre, se abre dejando ver al médico salís. Rápidamente nos acercamos a él.

LOVE STORY. Pedri González♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora