FC. cap 9 !

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La paz de Franco fue perturbada por mi acto de presencia, claramente, era mi principal tarea aparecer cada cierto tiempo para recordarle que tiene una hermosa y perfecta novia.

No vaya a ser que se le olvide.

—Mira— me pare frente a el y le mostré una publicación de instagram.

Franco se quejo —me hiciste perder el partido.

—¿Pero viste la foto?— me queje de igual forma.

Me ignoro olímpicamente, yo insistía en mostrarle la foto, poniéndola frente a su rostro, pero el había empezado una nueva partida.

Agarro mi teléfono y lo tiro hacia otro lado en el sillón, yo me queje, pero mi novio no me dio bola, aun con el joystick en su mano, rodeo mi cintura con sus brazos y me atrajo para poder ver la tele y seguir jugando.

—Francooo.

—Dame cinco, estoy ganando.

—¿Solo cinco?

—Te sorprendería lo que consigo hacer en solo cinco minutos.

Soltó una risa y yo le pegue en el hombro ante su tono en doble sentido.

—Pervertido.

—Vos pensaste mal de mi— se burlo y siguió sosteniendome —Quédate quieta, veni.

Prácticamente me obligó a sentarme sobre su regazo, para seguir jugando con tranquilidad.

Pero me tenía a mi de novia, la tranquilidad estaba muy lejos del alcance de Colapinto ahora mismo.

Finalmente, después de un poco de oposición, cedí, me recosté al lado de mi novio y me quedé mirando como jugaba a la play.

—¿Tuyo o mio?— pregunto Franco cuando se escucho un teléfono vibrar.

—Tuyo.

—Voy ganando, fíjate quien anda molestando.

Estire mi mano para tomar el celu de Franco, mire la barra de notificaciones y entre al chat de la hermana de Franco.

—Dice tu hermana que los nenes quieren que vayas a verlos.

Mi pareja dudo por unos segundos, pero se distrajo y termino perdiendo la partida, ahora soltando un quejido más grande.

—Ayyy— tiro el joystick y estiro su cabeza contra el respaldo del sillón.

—Le digo que vamos entonces— mire el teléfono y solto otra queja —Dale Franco, te quieren ver.

—Yo te quiero ver a vos.

Abrió los ojos y me miro con ojos de perrito, pero me negue.

No me iba a ganar esta carita.

—Vamos a ir.

Conclui finalmente, a pesar de los suspiros y quejas falsas que hacia el dramático de mi novio. Le respondí al mensaje a mi cuñada diciendo que iríamos maso para la hora del mate.

Me levante del sillón y pase por al lado del chico, quien ya estaba preparándose mentalmente para salir.

—Sos un dramático, son tus sobrinos.

—Si los quiero ver, pero no quiero hacer todo ese viaje amor.

Lo mire alzando una ceja y me burle.

—Pasas casi toda la semana con el traste sobre un asiento re duro por horas— el rodó los ojos.

—Un par de horas viajando para ver a tus parientes no es tanto Franco.

El asintió rendido, se levantó y pasó su mano por su nuca, camino al lado mío, agarro mi cintura y dejo un beso en su cachete.

—Una cosita más.

—Decime.

—Son; nuestros parientes— aclaro agarrando mi rostro con su mano.

Sonrió nuevamente y dejo otro beso, ahora sobre mis labios.

Luego de un rato ya estábamos los dos aptos para viajar, no es que quedara lejos la casa de la hermana de Franco, pero si a un par de horas en auto.

Preparamos el bolso con el mate y me sente en el lado del copiloto. Mi novio puso en marcha el auto y yo me dispuse a poner música, luego de unos veinte minutos ya nos encontrábamos en ambiente, con la música, los mates y las anécdotas raras de Franco.

—Eu, igual si, la primera vez que me subí al auto me quedo doliendo el culo— hizo una mueca y yo me reí —no podía caminar, parecía invalido.

—Encima los periodistas me querían hacer las notas y no sabía como disimular.

Los dos soltamos una risa y yo seguí sebando el mate, la verdad que las anécdotas de mi novio si eran algo curiositas.

Llegamos finalmente a lo de mi cuñada, yo baje lo del mate y Franco me dijo que me adelantara para bajar las otras cosas. Algunas boludeces que le compramos a los nenes.

—Maaa, vino la tía Sami.

A pocos metros de la entrada ya pude distinguir el grito del más chiquito se la familia, que nos estaba espiando por la ventana junto a su hermana mayor.

Al llegar a la entrada me abrió mi cuñada, yo le sonreí y la salude.

Pasamos a la sala y deje el bolso del mate sobre la mesita ratona. Intercambie un par de palabras con la mujer cuando escuche unos pasos apresurados viniendo de la escalera. Nisiquiera me dio tiempo a prepararme cuando el más chiquito se subió al sillón y prácticamente salto a abrazarme.

Lo pude sostener con facilidad, siempre lo hacía cuando me veía, así que estaba acostumbrada y ya sabía mantener el equilibrio.

—Hola tía— rodeo sus brazos sobre mi cuello y me miro sonriendo.

Yo sonreí enternecida, al ver la ventanita que tenia ya que le faltaban las paletas de los dientes, era muy tierno para mi.

—Hola chiquito, ¿como estas?

—Te extrañe mucho tia— me volvió a abrazar y finalmente se bajo.

Camino hacia la ventana espiando a Franco, esperando a ver que le trajimos.

—Hola tía— el más grande de los sobrinos de Franco se acercó y me saludo.

—Hola Franco junior.

Rodó los ojos divertido y se fue a su pieza nuevamente, justo cuando iba bajando la única nena de los tres hermanos, me sonrió y se acercó a saludarme.

Y a diferencia de sus hermanos ella permaneció a mi lado mientras iba a la cocina y ayudaba a mi cuñada a preparar las cosas del mate.

—Maaa ¡el tío Franco!

Re timbre era el nene.

Camine junto a mi sobrina para que vaya a saludar a Franco, quien juego había entrado. En cuanto vio al menor dejo las cosas a un lado y se agacho para alzarlo y saludarlo.

—Hola chimuelo.

—¿Que me trajiste tío?

—Sos re interesado pendejo— sonrio divertido —para saludo a los otros y te lo doy.

Bajo al menor y saludo a su sobrina, luego de enderezo y me miro a mi.

—Ay hola linda, tanto tiempo— saludo divertido y me dio un beso.

El disgusto en el rostro del más chiquito me causó mucha gracia y ternura.

Yo adoraba venir a ver a la familia de Franco, sobre todo compartir con los nenes, eran muy despiertos, les gustaba jugar mucho.

Además de que, no era sorpresa para nadie que eran una copia exacta de Franco, todos y cada uno.

Y bueno, era imposible no imaginarme una futura familia con mi novio, al verlo jugar con los nenes, que tenga esa esencia tan bonita y paternal, a mi me podía y mucho.

la mujer de mi vida | Franco Colapinto Donde viven las historias. Descúbrelo ahora