FC. cap 3 !

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—Tomando una caipirinha bailando carioca hasta bajo otra vez, eh.

La tele estaba prendida, el video clip de la canción de Tiago y Emilia sonaba en un volumen bastante alto.

—Dale Colopintooo— le insistí a mi novio, quien solo se reía mirándome desde la cama del hotel —vuelo para favela, no' prendimo una vela.

Cuando llego la parte del famoso "quadradinho" Franco abrió los ojos y abrió ligeramente la boca.

—Estos jóvenes de hoy en día, son terribles— nego con la cabeza bajando la vista a su plato con fideos.

Yo solte una risa y cuando termino la parte de emilia me sente a su lado y seguí comiendo.

—¿cuando me vas a llevar a un concierto de Emilia?— le pregunte mirándolo —quiero ir a uno, a ver que se siente.

Mi novio soltó una risa y se encogió de hombros para seguir comiendo. Por mi parte hice lo mismo, comíamos entre charlas y con el ruido de fondo de las canciones de emilia.

¿Soy fan? Si, ¿demasiado? Tal vez.

A Franco lo debo tener con los huevos al plato de escuchar Emilia Mernes, pero bueno, el lo soporta, supongo porque soy yo.

Las horas pasaban y la cena se había acabado, íbamos por el postre y este también finalizó. Creía que ya íbamos a dormir, puesto a que mañana es domingo, y bueno, Franco tiene la carrera.

—No tengo sueño— me dijo el argentino, lo mire confundida.

Normalmente Franco era muy responsable con sus horarios de sueño, debía estar bien descansado y tampoco era alguien que se desvelaba seguido.

—¿Se puede saber por que?

—No se— se encogió de hombros, rescostandose contra la cabecera de la cama —medio raro, no suelo tener insomnio las noches anteriores a las carreras.

—Entonces el señor Franco Colopinto esta nervioso— me burle y el rodó los ojos, negando con la cabeza.

—Si, que no Franco.

—No estoy nervioso, no es la primera vez que corro en Monza.

Rode los ojos y me sente frente a el, mirandolo con una ceja alzada, el soltó una risita y pasó su mano por mi muslo negando.

—Estoy bien, enserió.

—No dije que no, pero estas nervioso— insisti —pero no pasa nada, vas a estar bien, enserió, esto es algo que querías desde siempre.

Mi novio sonrió.

—De chico eras peor— recordé y el soltó una risa.

—Si ¿no? Pero bueno, era medio gede yo de chico— lo mire divertida y el suspiro —muy molesto, lo admito.

Ambos soltamos una risa, recordar aquellos primeros momentos que pasamos juntos; las tardes después de los kartings de Franco, donde nos sentábamos en las gradas y nos poníamos a hablar de tantas cosas casi sin conocernos.

Eramos muy chicos cuando nos conocimos, al principio solo eramos dos pibes que frecuentaban los karting los fines de semana, pero yo siempre supe que Franco era más que un conocido para mi.

Si mi yo de diez años me viera ahora mismo, en un hotel de monza, la noche anterior al debut de ese mismo Franco Colapinto en la fórmula uno, no me creería.

—Te juego un truco— dijo Colapinto de la nada.

—¿Tan temprano queres perder vos?

—Me siento con suerte hoy— dijo y saco del cajón de la mesita de luz un maso de cartas y acomodo un poco el acolchado de la cama para poner las cartas.

Pasamos un largo rato jugando al truco, entre camuyos, señas tontas y completamente irrelevantes.

—¿Para que me tiras un beso? No estamos jugando en equipo— me burle yo.

Franco alzó las cejas —¿era por el juego? Nah, yo te estaba tirando besos nada más.

Solte una risa y terminamos la mano, yo gane, obviamente y Franco como es un cagon no quiso jugar de nuevo.

—¿Y si quedo muy abajo? hoy no me fue tan bien— dijo de la nada.

Me tomo desprevenida, alce la vista y note a mi pareja mirando a un punto inexistente mientas recostaba su cabeza contra la almohada.

—No estuviste tan mal hoy.

—Puesto dieciocho.

—No fue malo, acordate que no estas acostumbrado a todo esto— el se encogió de hombros y no me dirigía la vista —Fran...

Me sente a su lado, apoyando mi cabeza en su hombro, el paso su brazo por mi cintura y me atrajo hacia el.

No era la primera vez que veía de esta forma a mi novio, ciertamente el siente esa presión de ser el primer argentino en 23 años en volver a la f1. Todo el día se la pasó viendo videos, publicaciones de todos los argentinos alentando al Williams, es un peso muy grande.

—No quiero decepcionar a nadie, la gente es muy buena y me viene apoyando hace una banda.

Lo único malo de este trabajo, era eso, sentir que en cualquier momento podrías decepcionar a miles de personas que lo ayudaron a llegar hasta acá.

—Eu, no te pongas así, aunque te vaya mal, sabes que tenes acá a tu fan número uno— pase mi brazo por su cuello y lo abrace.

Franco soltó una risa, acuno mi cachete con su mano y dejo un beso en este.

—Sos mucho para mi, no se que voy a hacer el día que te canses de mi.

Lo mire mal y golpe suavemente su cabeza, el soltó otra risita y rodeo mi cintura con sus brazos, recostandose sobre mi, apoyando su cabeza en mi pecho.

—No digas eso boludo.

Este era un lado de Franco que pocos conocían, a el no le gustaba que lo vieran nervioso o que dudará de lo que hacía.

Obviamente a mi me partía el alma verlo así, sabiendo que es un chico tan carismático y divertido. Ahora estaba recostado en mi pecho,su respiración poco a poco se iba volviendo más lenta y constante.

Pase mi mano por su pelo jugando con este, para tranquilizarlo y funciono, no tardo mucho en dormirse, mire mi teléfono y me sorprendió que eran casi las dos de la mañana.

la mujer de mi vida | Franco Colapinto Donde viven las historias. Descúbrelo ahora