FC. cap 4 !

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Me sente en medio del público, entre todos los fans de la F1, una bandera de Argentina colgaba en mi espalda, el merch de mi novio que estaba usando, daba a entender que solo iba a apoyar a uno.

Franco Colapinto.

—¡Dale Franco!

Alzaba mi brazo y saludaba con euforia al Williams que se encontraba en el puesto dieciocho.

Poco me importaba parecer una loca entre los locales, muchos tifosi me miraban confundidos, supongo que por no entender mi idioma o el tono de mi voz.

—Franco, ¡Fran! Acá estoyyy— llamaba la atención de mi pareja, el todavía se encontraba a un lado de su monoplaza, mirando a la gente.

No me sorprendía la cantidad de argentinos que se encontraba entre el público, muchas banderas de Argentina, de Boca y mucho merch de mi novio.

—¡Franco, Franco Colapinto!

Cuando finalmente capte su atención, y dirigió su mirada hacia donde estaba, sonrio de costado y alzó ligeramente su mano para devolverme el saludo.

—¡Me saludo! ¿Lo viste?— le dije a un italiano de Ferrari que estaba a mi lado.

—Francooo, Francooo.

Sacaba fotos de mi novio al lado del auto, cuando se estaba poniendo el casco, cuando se acomodo en el asiento, era una secuencia perfecta de mi pareja y, obviamente con mi voz de narración de fondo.

Mientras yo siga con vida, Franco Colapinto va a tener una barra brava, aunque sea de una persona.

Osea yo.

—¡Dale Franco!

Las primeras vueltas fueron muy rutinarias, cada vez que veía el monoplaza de Williams pasar por la zona donde yo estaba, le gritaba a mi novio, no esperaba que me devuelva el saludo o algo por el estilo, solo quería que el sepa que su novia y fan número uno estaba en el público apoyándolo.

Mi celular no abandono mi mano en toda la jornada, parecía una madre en el acto escolar de su hijo.

Donde sea que viese, ya sea el público, las banderas, donde fuera que viera algún indicio de personas que apoyaran a Franco, le sacaba fotos y videos, a eso y, por supuesto, a Colapinto. Bueno, también alguna que otra foto de Charles Leclerc o Verstappen, pero ellos eran secundarios.

—Norris, ¡Norris!

Bueno, tengo una debilidad por el británico, ya Franco lo sabía, así que no era preocupación ni novedad para nadie.

Un mensaje me llegó en medio de la carrera, abrí la notificación y era uno de los mecánicos de Williams. Me decía que vaya al garaje con ellos y vea el resto de la carrera allá.

Acepté y agarre mis cosas para caminar entre los fanáticos, con un poco de dificultad debido a la gente, llegué finalmente al garaje de Williams y salude a los mecánicos.

—Sam, acá— me llamo uno.

—Llegó la mecánica número uno, la mejor, ya no lloren por mi.

Logre escuchar un par de risas y burlas del resto, me acerque a la pantalla donde veían la carrera y tomé los auriculares con micrófono para hablar con mi novio.

—Franco ¿me escuchas?

Te escucho— respondió luego de unos segundos.

—¿Como te sentis? Tenes mucho calor, ¿los otros conductores están siendo amigables?

Las risas de los mecánicos hizo eco a mis lados.

Yy, más o menos, no me quejo— siguió la joda mi pareja.

—Rápido Sam.

Me apuraron, no podía distraer por mucho tiempo a Franco, yo asenti y me despedí.

—Suerte con el resto de la carrera.

—Gracias amor, te veo después— le pedí decir una última cosa —decime.

—¿Estas hidratado? ¿Ya encontraste el tubito para tomar agua?

Una pequeña risa de parte del piloto y de todos los mecánicos comenzó a sonar, yo mire divertida la pantalla.

Eso intento, a veces le erro— admitio.

Sonrei enternecida ante el tono divertido y algo tímido de mi novio ante su confesión,

—Acuérdense de mi, Franco termina por encima del puesto dieciséis— le dije a los chicos llevando mi dedo índice debajo de mi ojo.

La carrera finamente terminó, y Franco había tenido un muy buen resultado, el puesto 12 es un muy buen inicio para ser su debut en una carrera de la fórmula uno, sobre todo sin haber tenido prácticas externas a las Qualy.

Apenas termino la carrera yo salí del garaje saltando y gritando por mi novio.

No había ganado, tampoco salió segundo, ni tercero, pero el hecho de saber que finalmente había corrido una carrera en la F1, haber visto a tantos argentinos venir hasta acá y apoyarlo es simplemente de otro mundo.

—¡Mi campeón!

Apenas divisé al cansado y acalorado Franco salte a abrazarlo.

Este no tardo nada y sostenerme entre sus brazos y devolverme el abrazo —¿como me viste?

—¿Además de hermoso, divino, potro?

—Además de eso— dijo divertido bajándome al piso, pero manteniéndose cerca de el, con su mano sobre mi cadera manteniendo la cercanía.

—Estuviste impresionante mi amor.

—Exageras, ni tan bien, ni tan mal diría yo— me corrigió —mejor que ayer estuve.

—Para mi fuiste de los mejores.

Colapinto sabía que intentar pelear conmigo o hacerme cambiar de opinión era imposible, así que se limito a agradecerme y dejo un beso en mi cabeza.

—Veni, estoy muerto no sabes— dijo pasándose la mano por el pelo.

Los mecánicos del equipo de mi novio lo felicitaron por la carrera de hoy, dejaron que Franco se tome unos minutos y pueda recomponerse.

—¿Pudiste tomar agua?— pregunte parandome frente a el, extendiéndose una botella de agua.

—¿Te digo la verdad? No, no pude.

Solte una risa y lo vi empezar a tomar de la botella, diría que fue un récord el tiempo en el cual la terminó.

—No sabes, encima parecía un boludo intentaba buscar con la boca la manguera— me contaba entre risas —en un momento paso Sainz al lado mío y dije "noo, una vergüenza si me ve, deja tomo despues" y ya esta.

Me reia ante la anécdota de Franco, pasamos unos minutos conversando hasta que mi pareja decidió que era momento de salir a la luz y hablar con los reporteros y todo lo que conlleva.

—Veni conmigo.

Me agarro de la cintura y me atrajo a su lado, ambos ya nos habíamos preparado para irnos, me sorprendía el calor que hacía en Monza, en Argentina todavía estábamos en invierno y pase de usar mil capaz sobre la ropa, a volver a las remeras y gorras.

Pero no me quejo.

—Tu mamá me mandó mensaje apenas termino la carrera— le comente a mi novio caminando a su lado, con la mirada sobre mi celular, buscando el mensaje —escucha.

Inclino su cabeza hacia mi y pude distinguir su sonrisita al escuchar el audio de su mamá, deseándole suerte y felicitandolo.

—Franco, Franco.

Un reportero nos interrumpió y comenzó a hacerle una entrevista a mi pareja.

Quise hacerme a un lado, para darle mayor privacidad, después de todo querían entrevistarlo a el, no a mi.

Pero Franco no me dejó, su brazo seguía rodeando mi cintura y manteniendome cerca mientras el continuaba con su nota con normalidad. Finalmente terminó y ambos seguimos nuestro camino al hotel.

Yo seguía felicitandolo por la carrera que había tenido, el seguía diciéndome que estaba exagerando, pero no le di bola.

la mujer de mi vida | Franco Colapinto Donde viven las historias. Descúbrelo ahora