❀ CAPÍTULO 16 ❀

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Ambas estábamos en el escenario de la Casa del Mago. Ri-eul había colocado una mesa en el centro, con tres sillas alrededor: una para él y dos para nosotras. En el centro de la mesa, había varios objetos de trucos de magia: pelotas de golf, pañuelos y pequeños espejos, preparados para nuestra práctica. La lección del día consistía en hacer que una pelota de golf se convirtiera en dos, utilizando solo una mano y un ágil movimiento de los dedos. Parecía sencillo cuando Ri-eul lo hacía, pero para nosotras no lo era tanto.

Cada vez que intentábamos, la pelota se nos caía de las manos, rodando por el suelo, lo que provocaba risas inevitables. Ah-yi y yo nos mirábamos cómplices cada vez que fallábamos, mientras Ri-eul nos observaba con una sonrisa relajada. A diferencia de otras veces, se le veía más risueño, con una energía especial en sus movimientos y comentarios.

Noté el cambio en su comportamiento, su alegría más palpable, y no pude evitar preguntarle, entre risas. –Estás muy feliz hoy, ¿qué ha pasado?

Ri-eul me miró, sin perder esa sonrisa tranquila que lo caracterizaba.

–He tenido una maravillosa visita hace unas horas –respondió, con un brillo en los ojos que me hizo tensar un poco. Inmediatamente, sentí cómo los celos y los nervios se deslizaban bajo mi piel, invadiendo mis pensamientos.

La imagen de aquella mujer embarazada apareció en mi mente, y mi corazón empezó a latir más rápido, inquieto.

–Un ángel vestido de azul vino esta tarde –añadió con suavidad.

Me quedé perpleja por un segundo, hasta que comprendí lo que quería decir. Hablaba de mí. Yo era ese "ángel vestido de azul", refiriéndose al vestido cian que había elegido llevar. Recordé que la mujer de antes vestía de amarillo, lo que me hizo sentir una oleada de alivio y vergüenza a la vez. ¿Cómo había podido dejarme llevar por los celos tan rápido?

Sonreí tímidamente, tratando de esconder el rubor que seguramente cubría mis mejillas, mientras Ri-eul me dedicaba una mirada llena de complicidad.

Ah-yi echó un vistazo a mi vestido y no pudo evitar sonreír, lo que hizo que la pelota de golf se le escapara de las manos. Rodó por el suelo, desapareciendo entre bambalinas. Ah-yi se levantó para recuperarla, cuando de repente, Il-deung apareció en escena con la pelota en la mano. Se acercó con aire casual, y su presencia trajo una oleada de sorpresa y confusión.

–¿Il-deung? ¿Qué haces aquí? –preguntó Ah-yi, claramente sorprendida.

Il-deung se acercó con paso decidido, colocándose una silla en el hueco que había entre la silla de Ah-yi y la mía. Se cruzó de brazos, con una expresión que mezclaba indiferencia y curiosidad.

–Todo esto también es cosa mía –respondió con una actitud que parecía querer imponer respeto–. Y Eun-yeong me invitó –añadió con una sonrisa, mirando en mi dirección.

Lo miré con una mezcla de confusión y sorpresa, pero él me hizo un gesto rápido con las cejas, como si esperara una confirmación. Suspiré y asentí.

–Sí, lo he invitado porque parecía tener curiosidad –expliqué, dirigiéndome a Il-deung. Él asintió, satisfecho con la confirmación.

Mientras tanto, noté que Ri-eul se movía inquieto en su silla. Su mirada no se apartaba de Il-deung, y luego fijaba su atención en el brazo derecho de Il-deung, que estaba muy cerca de mi brazo izquierdo. Parecía que el simple roce entre nosotros había captado toda su atención. La tensión en el aire era palpable, y me di cuenta de que estaba profundamente afectado por el pequeño contacto.

Finalmente, Il-deung, aparentemente ajeno a la tensión que había creado, lo sacó de sus pensamientos. –Seguid con lo vuestro. Como si yo no estuviera –comentó con una ligera mueca de despreocupación.

Angel [The Sound Of Magic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora