♡︎ 𝙲𝙰𝙿𝙸𝚃𝚄𝙻𝙾 51 ♡︎

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Christian estaba sentado en el asiento del pasajero, respirando con dificultad y sujetando el bolso con las cosas del parto contra su pecho. Toto conducía con rapidez pero con cuidado, con los ojos fijos en la carretera. El atardecer iluminaba el camino.

-Toto, ¿Qué pasa si...?- dijo Christian con una voz entrecortada.

-Todo estará bien. Solo concédele atención a tu respiración. Ya casi llegamos- murmuró Toto, interrumpiendolo suavemente.

-Gracias por estar aquí- espetó Christian, intentando sonreír.

Toto agarro la mano del Británico, apretándola con ternura.

El Austríaco aparco el coche en el estación, y bajandose rápidamente, ayudando a Christian a salir. El omega se movió lentamente, su rostro se contraía con cada contracción. Toto acaricio su espalda mientras entraban al hospital.

Una enfermera se les acercó, aparentemente, alfa, según pudo deducir Toto.

-¿Está en trabajo de parto?- inquirió la mujer.

-Sí, ya está muy avanzado. Necesitamos ayuda, rápido- arguyó Torger con urgencia.

—¿Hace cuánto tiene las contracciones?— musitó la alfa con interés.

—Una hora, quizás dos— contesto el Austríaco intentando calmarse mientras escuchaba los bufidos de Christian, adolorido.

La enfermera, con una expresión profesional y calmada, guío a Christian y a Toto hacia una sala de parto cercana.

El cuarto del hospital estaba iluminado suavemente por las luces de la sala de parto. El doctor al ver entrar a Christian, acompañado de Toto y la enfermera, lo obligo a recostarse sobre almohadas y con las piernas elevadas en estribos. El rostro del Británico estaba enrojecido y sudoroso, sus ojos reflejaban una mezcla de dolor y determinación. Cada contracción le hacía tensar el cuerpo y apretar los dientes, mientras respira profundamente para manejar el dolor.

A su lado, una enfermera lo estaba asistiendo, ofreciéndole palabras de aliento y ajustando el monitor fetal que rastrea los latidos del bebé. La otra mano del omega estaba firmemente aferrada a la de su pareja, quien observaba con preocupación y apoyo, con los ojos llenos ansiedad.

—El médico estará aquí pronto, por el momento laa contracciones son cada veinte minutos, cuando se reduzca a diez, será el momento. Por ahora trate de concentrarse y estar relajado.

—¿Cómo te sientes Chris?— cuestionó Toto con interés.

El de Red Bull levanto la mirada, frunciendo el ceño, frustrado.

—¿Cómo crees que me siento? ¡Tu hija esta desesperada por salir y me duele!— exclamó Christian, enfadado.

Toto callo, bajando la mirada, sintiéndose regañado.

—Podríamos casarnos dos veces... En Austria y en Inglaterra...— profirió el omega de repente, haciendo que el alfa levantará la mirada

Christian respiraba de forma entrecortada con los ojos cerrados

—Podríamos tener lirios o petunias— agregó después.

—Esta bien, lo que tú quieras, cariño— respondió el Alfa, sonriendo suavemente mientras tomaba la mano del omega, quien tomó la mano de su pareja con fuerza.

—Y mi bebé debe usar un vestido hermoso. Con un listón rosa— ordenó Christian con los ojos cerrados.

—Esta bien— acepto Toto con una voz tranquila.

—NO ME DIGAS SOLO ESO, POR EL AMOR DE DIOS— dijo el omega muy irritado.

— Si, si lo siento. Esta bien...¿Qué tal sí, tenemos caballos o ponys?

¿Mi destinado?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora