Escalera 423

5. ¿Por qué soy así?

Tras un paseo por el centro de la capital española que se extendió en el tiempo más de lo que en un principio había planeado, Juanjo se disponía a volver a aquel edificio con el que no parecía llegar a reconciliarse del todo. Las personas que lo habitaban y el cambio que había supuesto en su vida el mudarse allí, dejando atrás personas tan importantes en su vida, no le permitía considerarlo su nueva casa ni un lugar en el que sentirse en paz. Le oprimía pasar tiempo allí dentro, por lo que intentaba pasar el menor tiempo posible dentro de él.

Un pensamiento cruzó en ese momento por la mente del joven que caminaba sin rumbo: le había prometido aquella misma mañana a sus hermanos hacer el intento y esfuerzo de ser más amable con el servicio. Con Luisa parecía estar empezando a lograrlo. Aquella mañana había sido capaz de tener un buen gesto con ella y ella parecía haber respondido de buena manera ante éste. Pero..., ¿quiénes se creían aquellos cuatro muchachos del servicio para hablar así de él? ¿Alguna vez habían intercambiado más de dos palabras?

Puede ser que él no hubiese sido la persona más agradable con la que se hubiesen cruzado en las últimas semanas, pero de ahí a decir las atrocidades que había escuchado él mismo desde aquella columna a escondidas. ¿Habrían dicho algo peor que él no hubiese sido capaz de llegar a escuchar?

No le habían criticado únicamente a él y su forma de ser, que a veces, incluso a sabiendas del propio señorito, era un poco particular y difícil de encajar en otras personas. Esos cuatro muchachos del servicio habían llegado a cuestionar su amistad con la propia señorita Berta, aquella joven que le había entendido y ayudado desde sus primeros días en Madrid, que había logrado colarse en lo más profundo de su ser, siendo capaz de leerle a la perfección antes de que él mismo lo hiciese, aquella joven que parecía tenerle en tan alta estima a pesar de todo lo malo que el resto del mundo parecía ver en su persona.

¿Acaso él no merecía que alguien con el corazón y la bondad de Berta lo quisiese y apoyase de aquella manera? ¿Es que acaso merecía quedarse solo por el resto de sus vidas? ¿Solo, amargado y siendo un arrogante como todo el mundo creía sobre él? Aquellas incógnitas a las que le costaba encontrar una respuesta, parecían estar carcomiéndole por dentro, aunque no fuese del todo consciente. Parecía que las opiniones de los demás le afectaban más de lo que él creía.

Pero ahí no terminaba todo. Esos jóvenes, incluso, habían tenido la osadía de criticar la educación que sus padres le habían inculcado. ¿No era suficiente todo lo que sus padres habían hecho con él? Su padre, que desde pequeños les había inculcado siempre el respeto y el amparo y ayuda hacia los más necesitados. Su padre, que se desvivía cada día por sanar a todas las personas, sin importar su sexo, raza, religión o clase social. ¿Aquello no había sido suficiente para que Juanjo fuese buena persona con los demás?

¿Es que acaso él no le estaba mostrando a aquellas personas aquello que siempre había creído predicar y practicar con los demás? Esa bondad y ese amor que siempre mostraba con su familia, por ejemplo, o con Mrs. Jones. ¿Acaso había cambiado tanto como le había dicho su hermana aquella misma mañana? ¿Ya no era él mismo? ¿Y qué haría a partir de ahora? ¿Ser un Juanjo nuevo al que nadie querría e, incluso, todos odiarían?

Aquello no podía acabar así, él no era así. No sabía que le estaba pasando. No sabía porque hablaba de esa manera al servicio, sobre todo con aquel mozo que le había llamado tanto la atención en un primer momento nada más llegó a la ciudad por su manera de moverse o relacionarse con los demás, pero con quién parecía no llegar a encajar. Algo le decía que un trato amable al menos con aquel muchacho de bigote desaliñado, con quién parecía nacer cierta tensión y hostilidad, de la que le corta hasta la respiración a los presentes, cada vez que se encontraban uno cerca del otro, iba a ser un poco más complicado de lo que él mismo podría llegar a pretender. Y aún no entendía el porqué de aquello.