—Antara ̶ vuelve a decir el hombre primitivo ̶ , eres Antara, la que envuelve su poder y belleza en las sagradas gasas.
El hombre se atreve a tocar el extremo de las telas que ciñen la cintura de Lara.
Parecen inofensivos, aunque la primera reacción de Allan es empuñar el machete. El gesto del hipocondrita no les intimida, como si hubiese una confianza tácita. Es la presencia de Lara la que parece aplacarlo todo. Ve admiración y respeto en esos rostros pintados, y al mirar él también a la chica extraña a la luz de las antorchas, vuelve a sentir la mirada de su ojo azul, digna de la épica de heroínas antiguas.
—Si, ella es Antara —dice por fin Allan.
Lara se aferra fuertemente a su brazo, le está clavando las uñas.
—¿Qué narices estás haciendo? —a pesar del enojo, la voz de la extraña chica es un susurro.
—Alimento sus fantasías para que no se alimenten ellos de nosotros —el susurrar de Allan aún es más débil— ¿Te has dado cuenta de que están tan afectados como nosotros por la radiación? Seguro que llevan millones de ciclos comiéndose a sus congéneres.
—¡Eres idiota! Lo mismo pueden pensar ellos de nosotros.
—Por eso mismo, parece que a esa «Antara» la respetan.
Los hombres pintados se miran y sonríen satisfechos, dejando ver unos dientes enormes y podridos.
El hombre del cayado se acerca a las pinturas.
—Mi nombre es Arinya ̶ dice mientras señala con el bastón la figura del canguro ̶ estos son Wilga y Warragul ̶ y señala la pintura que representa a un pequeño árbol y la que representa a un dingo.
̶ ¿Quién eres tú? ̶ pregunta Arinya señalando con el bastón a Allan.
—Mi nombre es Allan, el protector de Antara.
Lara profundiza aún más con las uñas en el brazo de su nuevo «protector». Pero permanece en silencio.
—La historia del Tiempo del sueño no habla de ti—sentencia Arinya.
Después de parlamentar entre ellos en una lengua extraña, los tres hombres primitivos indican a los dos extranjeros que se sienten apoyados en la pared rocosa, en torno a las pinturas.Wilga y Warragul también lo hacen, mientras Arinya se posiciona entre las pinturas y empieza a hablar. Apoya sus palabras dirigiendo el bastón de madera hacia las escenas inmortalizadas en el suelo.
̶ Esta es una historia del Tiempo del Sueño ̶ empieza a decir, señalando el espacio que queda más allá de las líneas que Lara había identificado como una gran serpiente y que a Allan le evocan el confín y su barrera—. Del Soñar vino el Heraldo, aquel de habla desordenada.
Arinya ha apoyado el bastón en una figura solitaria.
—Habla desordenada...¿Crees que..? —cuchichea Allan a la nueva Antara.
—¡Rayan! —le corta Lara.
— El Heraldo —continúa Arinya—, mostró su conocimiento del Tiempo del Soñar, del pasado, del presente y del futuro. Sabía de lo que había sido, de lo que es y de lo que será. Su poder clarividente no le había abandonado al traspasar la frontera entre este mundo y el del Soñar.
Vuelve a señalar la gran serpiente.
—Si yo —señala al canguro ̶ decidía ir a recolectar, él lo sabía antes de que yo expresase nada con mi voz. Si Warragul —toca la pintura del dingo con el bastón— decidía ir a cazar, él lo sabía antes de que éste lo expresase con palabras.
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CIUDAD SIN MUERTE
Science Fiction⚠️Historia incluida en la lista de lectura de WattpadCienciaFiccionES como distopia⚠️ ¿Es posible vivir de espaldas a la muerte? ¿Prefieres hacer un bonito cadáver sin saber cuándo te va a llegar la hora o aceptar la realidad de que envejeces? Si...