Intensidad en la oficina

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La atmósfera en la oficina se volvió aún más densa. Noroña, sintiendo la adrenalina correr por sus venas, se acercó a Lilly, su mirada fija en ella. Sin pensarlo dos veces, la tomó de la cintura y la atrajo hacia él. Sus labios se encontraron en un beso inesperado, lleno de pasión y deseo reprimido.

Lilly se sorprendió al principio, pero pronto sintió cómo su corazón se aceleraba. Sin embargo, la razón comenzó a hacer eco en su mente. Con un impulso, intentó separarse, pero Noroña la abrazó con fuerza salvaje, como si temiera perderla. Su abrazo era cálido y protector, pero también posesivo; un recordatorio de lo que ambos estaban arriesgando.

"¿Qué estás haciendo?" murmuró Lilly, intentando mantener la calma mientras se debatía entre el deseo y la necesidad de escapar de esa situación tan intensa.

"Lo que no puedo evitar," respondió Noroña con voz grave, sus ojos fijos en los de ella. "No puedo seguir ignorando lo que siento por ti."

Lilly luchaba entre su deseo y su razón. "Esto no está bien," dijo casi en un susurro, mientras intentaba apartarse nuevamente. Pero él no la soltaba; su agarre era firme, casi como si estuviera protegiéndola del mundo exterior.

"¿Y qué es lo que está bien?" Noroña le preguntó, manteniendo su mirada intensa. La conexión entre ellos era innegable. "¿Dejar que esto se apague sin intentarlo?"

Finalmente, Lilly cedió un poco ante la intensidad del momento. Se dejó llevar por el abrazo de Noroña, sintiendo cómo su corazón latía al compás del suyo. Ese instante se volvió eterno; el mundo exterior desapareció y solo existían ellos dos en esa oficina.

50 Sombras del Senado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora