Entre el deber y el deseo

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La presión de su cancelación y su participación en el programa de Ciro Gómez la estaban carcomiendo. Cada vez que pensaba en su futuro en el Senado, un torbellino de emociones la invadía. Su mente viajaba a momentos con Noroña, pero sabía que no podía dejar que eso afectara su matrimonio.

“Lili, ¿estás bien? Te noto distante”, insistió Jesús, pero ella simplemente sonrió forzadamente. La verdad era que se sentía abrumada y cada vez más incapaz de conectar con él. La falta de intimidad comenzaba a ser evidente; las noches se llenaban de silencios incómodos.

A medida que los días transcurrían, Lili comenzó a evitar momentos a solas con Jesús. Las cenas se volvieron breves y las conversaciones superficiales. Él trataba de entender lo que sucedía, pero Lili se encerraba en sí misma, luchando contra la ansiedad y el miedo al fracaso.

“¿Por qué no podemos tener una conversación real?”, preguntó Jesús un día, frustrado por la distancia que se había creado entre ellos. Lili sintió un nudo en el estómago, sabiendo que no podía abrirse sin arriesgarlo todo.

Esa noche, mientras Jesús dormía, Lili se sentó sola en su habitación mirando por la ventana hacia las luces de la ciudad. Se preguntó por qué era tan difícil ser sincera consigo misma. En ese momento, vio a Jesús en el sofá; su corazón se apretó al pensar en cómo lo estaba traicionando al mantener sus secretos.

Con una determinación renovada y una mezcla de emociones encontradas, Lili decidió que no podía seguir así. Comenzó a desvestirse lentamente, sintiendo cómo cada prenda que caía al suelo representaba un paso hacia la reconciliación con su esposo. Sabía que debía dejar atrás sus miedos y abrirse a él.

Cuando finalmente estuvo lista, se acercó a Jesús y lo despertó con un suave roce. En ese instante, sintió que podía encontrar una conexión no solo física sino también emocional. Era hora de intentar sanar lo que estaba fracturado.

Lili comprendió que enfrentar sus miedos era parte del camino hacia una relación más fuerte. Estaba decidida a ser sincera consigo misma y con Jesús, aunque eso significara enfrentarse a las verdades incómodas de su vida.

Lili se sintió aliviada cuando finalmente se acercó a Jesús esa noche. Sin embargo, mientras se entregaban a la intimidad, su mente comenzó a jugarle malas pasadas. En el momento de mayor conexión, no pudo evitar que la imagen de Noroña apareciera en su mente.

“¿Por qué estoy pensando en él?”, se preguntó angustiada. La voz de su conciencia le recordaba que estaba compartiendo este momento con su esposo, pero la atracción que sentía por Noroña era innegable. “Solo es una fantasía”, intentó convencerse. Pero cada vez que Jesús la abrazaba y sus labios se encontraban, su mente desviaba el camino hacia las intensas conversaciones y miradas llenas de promesas que había tenido con Noroña.

Lili luchaba con esta traición interna. Se sentía culpable, pero al mismo tiempo fascinada por la idea de estar con Noroña. La pasión que había sentido por él era intensa y electrizante; algo que no había experimentado con Jesús en mucho tiempo. Cada roce y cada susurro se mezclaban con recuerdos de sus encuentros furtivos, creando un torbellino emocional dentro de ella.

“Esto no está bien”, pensó mientras cerraba los ojos, tratando de enfocarse en Jesús. Pero era como si su mente hubiera tomado el control, llevándola a imaginar cómo sería estar entre los brazos de Noroña, disfrutando de una conexión más profunda y menos cargada de responsabilidades.

Cuando finalmente terminaron, Lili se encontró atrapada en un mar de confusión. Mientras Jesús dormía plácidamente a su lado, ella se quedó despierta, sintiendo una mezcla de satisfacción y vacío. La imagen de Noroña seguía acechando en su mente. “¿Qué significa esto?”, se preguntó con angustia.

Lili sabía que tenía que enfrentar estos sentimientos antes de que destruyeran lo poco que le quedaba a su matrimonio. La lucha entre el amor y el deseo la estaba desgastando; cada vez que pensaba en Noroña, sentía que estaba traicionando a Jesús más profundamente.

A medida que las horas pasaban, Lili comprendió que debía ser honesta consigo misma. No podía seguir viviendo entre dos mundos sin desmoronarse. Sabía que tenía que tomar una decisión: enfrentar sus deseos o dejarse llevar por ellos y arriesgar todo.

Lili se despertó temprano, sintiendo la suavidad de la camisa de Jesús sobre su piel. A pesar de la confusión en su mente, había decidido que era un nuevo día y quería comenzarlo con una buena nota. Con cuidado, se levantó de la cama y se dirigió a la cocina. Había preparado un desayuno especial para Jesús y su hijo, lleno de sus platillos favoritos.

Mientras el aroma del café recién hecho y los huevos revueltos llenaban la casa, Lili sentía que había una oportunidad de reconectar con su familia. Pensó en cómo podría ser un nuevo comienzo, dejando atrás la tormenta emocional que había estado enfrentando. Cuando Jesús y su hijo despertaron, el ambiente en la mesa fue cálido y lleno de risas.

Sin embargo, mientras disfrutaban del desayuno, Lili recibió una notificación en su teléfono que cambiaría el rumbo de su día. Un video se había vuelto viral en las redes sociales donde aparecía ella junto a Noroña en un evento reciente. En las imágenes, se les veía riendo y conversando animadamente, lo que llevó a especulaciones sobre una posible relación entre ellos.

La tensión se hizo palpable en el aire. Jesús miró el video con confusión y desconfianza, mientras Lili trataba de explicarle que solo es era una amistad de pantalla. “No hay nada más entre el bellaco ese  y yo”, insistió, pero las palabras parecían perder peso ante las imágenes que todos estaban viendo.

Las redes sociales comenzaron a arder con comentarios y críticas; algunos apoyaban a Lili, mientras otros la atacaban ferozmente por lo que consideraban una traición. La polémica creció rápidamente, convirtiéndose en tema de conversación no solo entre amigos, sino también en foros públicos.

Lili sintió cómo su mundo se tambaleaba. La presión aumentaba mientras intentaba mantener la calma frente a Jesús y su hijo. “Esto no es justo”, pensó, sintiendo que toda la confusión emocional que había estado guardando salía a la superficie. Se dio cuenta de que no solo tenía que enfrentar sus propios sentimientos hacia Noroña, sino también las consecuencias de lo que los demás pensaban.

50 Sombras del Senado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora