La oscuridad se extendía sobre el puerto, pintando el cielo con tonos de azul profundo y negro. Ik se encaminó hacia Nozomi y Kiyomi, cuyas siluetas se recortaban contra las luces titilantes de los barcos en el horizonte.
—¿Ves lo que nos pusieron? —Nozomi señaló con un suspiro el ajustado uniforme de lycra negra que ambas llevaban debajo de sus vestidos blancos, diseñados para proporcionar movilidad sin sacrificar la elegancia.
Ik arqueó una ceja, observando el atuendo de las chicas con interés. —Interesante elección. Aunque no puedo negar que se ven bien.
Kiyomi soltó un bufido, agitando las manos para deshacerse del vestido que le provocaba un calor insoportable. —Lo odio, ¡me sofoco con esto!
—¿No deberías estar ya en el jardín principal? —preguntó Nozomi.
Ik se encogió de hombros, ajustando su corbata con calma. —Todavía no ha llegado nadie. Solo quería pasar a saludarlas.
—Qué injusto. Él puede estar divirtiéndose en la fiesta, y nosotras aquí, viendo pasar los barcos —dijo Kiyomi cruzándose de brazos.
—Te queda muy bien ese traje —comentó Nozomi antes de acercarse para ayudar a Ik a acomodarse bien la corbata.
—Gracias, Nozomi. —Ik sonrió, agradecido por el gesto de su amiga mientras ajustaba su corbata con elegancia.
—De nada, Ik. —Nozomi le devolvió la sonrisa, asegurándose de que todo estuviera perfecto antes de que él partiera.
Ik observó cómo se acercaban los lujosos yates a lo lejos, indicando el inicio de la llegada de los invitados. Sabía que era hora de tomar su posición.
—Ya me tengo que ir —se despidió Ik, percibiendo la urgencia en el ambiente.
Las chicas asintieron, entendiendo la señal, y se dirigieron rápidamente a sus puestos para recibir a los recién llegados.
Pronto, el patio de la hacienda cobró vida con la presencia de la élite adinerada, que se movía con gracia y elegancia entre la música y las conversaciones animadas. Las bebidas fluían sin restricción, y el aire estaba impregnado con el aroma de la riqueza.
En una esquina del patio, Ximena y su séquito de niñas de su misma clase social charlaban animadamente, sus miradas ocasionalmente dirigidas hacia Ik, cargadas de un brillo malicioso que no pasó desapercibido para él. Sin embargo, Ik optó por hacer caso omiso de las insinuaciones y se adentró en la fiesta, decidido a descubrir cualquier indicio de actividad sospechosa que pudiera surgir.
—Buenas noches, señorita. ¿Desea algo de beber? —inquirió el joven, su voz suave y su mirada atenta mientras se dirigía a Mirna, una figura enigmática entre la multitud.
Mirna, ahora ataviada en un traje de baño ceñido, exhaló una bocanada de humo de su cigarrillo antes de apagarlo en la palma de su mano con un gesto casual.
—No, gracias, guapo. Pero, ¿podrías responderme una pregunta? ¿Dónde está tu jefe en este momento? —su tono era dulce, pero sus ojos destilaban determinación.
El mesero titubeó por un momento antes de responder con una expresión de disculpa. —Lo siento, señorita. Ninguno de los mayordomos sabe el paradero del patrón ni sus movimientos.
Mirna asintió con una sonrisa insatisfecha, intercambiando miradas con el hombre, Peeky, cuyo oído estaba atento a la conversación a través de un micrófono camuflado en su oreja como un simple arete.
—¿Escuchaste eso, Peeky? —susurró Mirna, apenas audible sobre la música y las risas de la fiesta—. No servirá de nada acostarnos con estos imbéciles.
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LYRA Temporada 1
RomanceLyra Yoto, una joven e inexperta miembro del gremio militar "Warriors" en la ciudad de ZeN, enfrenta un desafío inesperado cuando, tras una agotadora misión, su maestro queda gravemente herido y es hospitalizado. Su lugar es tomado por un misterioso...