Irrupción.

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La sala de reuniones estaba impregnada de una atmósfera solemne, iluminada por la luz tenue de las lámparas colgantes que arrojaban sombras ominosas sobre los rostros de los presentes. Las paredes estaban decoradas con mapas detallados del continente y monitores de pantalla plana que mostraban imágenes en tiempo real de diversas ubicaciones estratégicas.

En el centro de la mesa rectangular de roble macizo, los embajadores de cada estado principal estaban sentados en silencio, con expresiones serias y gestos meditativos. Kim Rossman, con su porte elegante y sus ojos penetrantes, parecía estar analizando cada movimiento de sus colegas. Tadeo Ferreira, con su mirada intensa y su ceño fruncido, emanaba una aura de autoridad y determinación. Geovanny Armani, con su cabello plateado y su porte distinguido, mantenía una postura erguida y segura. Y José Díaz, con su aspecto austero y su mirada penetrante, parecía estar calculando cada palabra que pronunciaba.

En un extremo de la mesa, los tres contraalmirantes de la marina observaban atentamente a los embajadores, cada uno con su propia aura distintiva. El Barón, con su casco de resina que tenía pintada una sonrisa caricaturesca, emanaba una presencia imponente y misteriosa. Mako, con su físico impresionante y su mirada penetrante, irradiaba una sensación de poder y experiencia. Y Pumba, con su imponente estatura y su corte de cabello peculiar, parecía ser el más imponente de los tres.

En medio del silencio tenso, el Barón finalmente rompió el hielo, su voz resonando en la sala con autoridad.

—Bienvenidos, embajadores, contraalmirantes. Estamos aquí para discutir la situación actual del continente y tomar medidas para garantizar la seguridad y estabilidad de nuestras naciones.

Los embajadores asintieron en silencio, conscientes de la gravedad del asunto que se les presentaba. La reunión estaba a punto de comenzar.

El altavoz en el centro de la mesa ovalada se alzaba como el epicentro de la discusión, listo para transmitir las palabras que se intercambiarían entre los participantes.

—Esto es ridículo, la brigada norte de la marina acabó con Onaji Nikami y con casi toda su secta, la Ciudad del Zen solo quiere recursos —exclamó Pumba, su voz resonando en la sala con indignación, mientras sus puños se apretaban con fuerza sobre la mesa.

—Embajador Kim, ¿usted confía en la palabra del agente Crissalid Star? —preguntó Tadeo en tono calmado, su mirada fija en el embajador de la Ciudad del Zen, buscando indicios de certeza en sus ojos.

—Completamente, Crissalid ha dedicado varios años de su vida para cazar a los Sacros que aún siguen libres tras la caída de la secta, es por eso que convoqué esta reunión —respondió Kim con determinación, su voz resonando con autoridad en la sala.

—Kim dice la verdad, he tenido el placer de conocer a Crissalid Star y me ha hablado de sus investigaciones sobre los Sacros. No dudo de la capacidad de mi compañero Pumba, pero es Onaji de quien estamos hablando —comentó El barón, su tono de voz revelando una confianza sólida en el agente Crissalid, mientras apoyaba al embajador de la Ciudad Central.

—Bien, si el barón confía en ese agente, puedo darle una oportunidad —dijo Pumba, su voz reflejando una mezcla de renuencia y resignación, mientras asentía con la cabeza en señal de acuerdo. El embajador Kim se levantó de su asiento, su figura imponente proyectando una sombra sobre la mesa, y tomó un pequeño control remoto antes de presionar uno de sus botones.

—El agente Crissalid Star está esperando en la línea. Voy a iniciar la llamada para que él mismo aclare sus dudas —anunció Kim, su voz resonando con autoridad mientras se preparaba para establecer la conexión con el agente Crissalid.

Todos en la sala asintieron con la cabeza, sus gestos reflejando una mezcla de preocupación y escepticismo mientras escuchaban el ruido blanco que precedía la voz del agente Crissalid Star.

LYRA Temporada 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora