"El vínculo del Veela"

11 El Límite del Control

Capítulo 11: El Límite del Control

Las semanas después de aquella noche se convirtieron en un delicado equilibrio entre lo emocional y lo mágico. Aunque Hermione y Draco habían decidido completar el vínculo, sabían que no sería sencillo. Cada día sentían la atracción entre ellos intensificarse, y cada mirada, cada roce accidental parecía cargar el ambiente con una electricidad palpable.

Sin embargo, no todos los días eran fáciles. Draco luchaba constantemente por controlar su naturaleza Veela, y Hermione, a pesar de sus mejores esfuerzos, aún no estaba completamente preparada para dar el paso final. No quería apresurarse, pero cada vez sentía más la urgencia de hacerlo, especialmente al ver cómo Draco sufría cada vez más.

Una tarde, mientras Hermione estudiaba en la biblioteca, sintió una ráfaga de aire caliente en la nuca. No necesitó voltear para saber que era Draco. Era como si su mera presencia fuera suficiente para alterar la temperatura a su alrededor.

—Granger —susurró él, su voz ronca. Había algo en su tono que la hizo estremecer.

Hermione levantó la vista y lo encontró mirándola con una intensidad que la dejó sin aliento. Su cabello estaba despeinado, y sus ojos grises brillaban con una mezcla de deseo y frustración.

—¿Qué ocurre? —preguntó, aunque sabía la respuesta.

Draco se sentó frente a ella, pero su mirada no abandonó la de Hermione. Respiraba entrecortadamente, como si cada segundo que pasaba sin tocarla le causara dolor.

—No sé cuánto más podré aguantar —murmuró, sus ojos oscureciéndose—. El vínculo está empezando a afectarme más de lo que pensé. Siento que... estoy perdiendo el control.

Hermione cerró los libros que tenía frente a ella. Sabía que esto sucedería, pero aún así, no estaba lista para enfrentarlo. Sin embargo, ver a Draco tan afectado la hizo dudar de su propia resolución.

—Draco, estamos haciendo todo lo posible —intentó tranquilizarlo—. Pero necesito más tiempo.

Draco tensó la mandíbula, claramente luchando consigo mismo.

—No se trata solo de tiempo, Hermione. Cada día que pasa, mi naturaleza Veela se hace más fuerte. Mis emociones están fuera de control. Los celos, el deseo... todo es más intenso. Y no quiero que llegue el día en que ya no pueda detenerlo.

Hermione sintió una punzada de miedo al escuchar sus palabras. Sabía que Draco no estaba exagerando. Ya había leído sobre Veelas que, al no completar su vínculo, habían perdido el control por completo. Algunos incluso habían dañado a las personas que más amaban.

Draco se levantó bruscamente, alejándose de ella.

—No puedo seguir así —dijo, su voz temblando de frustración.

Hermione se levantó y lo alcanzó, colocando una mano en su brazo.

—No estás solo en esto. Encontraremos una solución.

Draco la miró, sus ojos llenos de desesperación.

—¿Y si no lo hacemos a tiempo? ¿Y si te hago daño?

Hermione lo miró con determinación.

—Confío en ti. Y sé que no me harías daño, Draco.

Él la miró con tristeza, pero no respondió. Sabía que Hermione quería decirlo, pero él también sabía que la magia Veela era impredecible. Sus emociones estaban peligrosamente cerca de desbordarse, y temía lo que podría pasar si no lograban completar el vínculo pronto.