"El vínculo del Veela"

3 Celos y Furia

Capítulo 3: Celos y Furia

Los días siguientes fueron incómodos, pero no tanto como Hermione había temido. Aunque seguía sintiéndose algo insegura acerca de lo que significaba su conexión con Draco, decidió que lo mejor sería investigarlo, como hacía siempre. Pasó horas en la biblioteca, buscando cualquier libro que hablara sobre los Veela, sus vínculos y lo que significaba ser su pareja destinada. Draco la dejaba tranquila, pero cada vez que se cruzaban en los pasillos o en el Gran Comedor, sus ojos se encontraban y el aire parecía volverse más pesado.

Pero entonces llegaron los celos.

Hermione nunca había pensado que Draco pudiera ser celoso. Siempre había sido arrogante, desdeñoso, seguro de sí mismo. Pero los Veela eran criaturas posesivas, y aunque Draco intentaba controlarse, su naturaleza no podía ser ignorada.

Todo comenzó cuando Hermione estaba en la biblioteca, de nuevo, esta vez con Harry y Ron. Los tres hablaban animadamente sobre algún evento que se aproximaba en Hogwarts, cuando Draco entró al lugar. Desde su entrada, el ambiente cambió. Hermione lo notó de inmediato, pero intentó no darle importancia. Sin embargo, Draco los observaba desde lejos, sus ojos fijos en ella, y algo oscuro comenzó a crecer en su interior al ver la facilidad con la que se reía con sus amigos.

Cuando Ron hizo un comentario gracioso y Hermione estalló en carcajadas, Draco no pudo contenerse más. En un abrir y cerrar de ojos, se acercó a la mesa, sus pasos firmes resonando en la biblioteca silenciosa.

—¿Malfoy? —dijo Ron, alzando una ceja cuando lo vio acercarse.

—Weasley —respondió Draco con frialdad, pero sus ojos no se apartaban de Hermione—. Granger, necesito hablar contigo.

El tono de su voz no admitía discusión, pero Hermione no era de las que se dejaban intimidar. Levantó una ceja, cruzando los brazos sobre el pecho.

—Estoy ocupada, Malfoy —respondió con firmeza.

Draco apretó la mandíbula, sintiendo el calor de los celos arder en su pecho. Su instinto le decía que apartara a Ron de su lado, que la alejara de cualquier otro hombre que se le acercara. Pero no podía hacer eso sin asustarla, y lo sabía.

—Ahora —insistió, más tenso que antes.

Harry y Ron intercambiaron miradas, claramente confundidos y un poco incómodos con la situación. Pero Hermione no iba a permitir que Draco le diera órdenes.

—Si quieres hablar conmigo, tendrás que esperar —dijo, desafiándolo con la mirada.

Draco respiró hondo, luchando por mantener el control. Sabía que si no se calmaba, perdería todo lo que había logrado con ella. Pero su naturaleza Veela estaba en su punto de ruptura. Verla tan cómoda con otro hombre, riendo, mientras él ardía de deseo por ella, era más de lo que podía soportar.

—No es un buen momento, Malfoy —dijo Harry con cautela—. ¿Por qué no lo dejan para después?

Draco fulminó a Harry con la mirada, y en ese momento, Hermione notó el destello peligroso en sus ojos. No era solo enojo; era la furia de un Veela reclamando lo que creía suyo.

Hermione se levantó rápidamente, colocando una mano en el pecho de Draco antes de que la situación se descontrolara.

—Está bien, voy contigo —dijo, y Draco la miró, todavía lleno de tensión, pero un poco más calmado al sentir su toque.

Mientras se alejaban, Ron no pudo evitar comentar en voz baja:

—¿Qué demonios le pasa a Malfoy?

Hermione lo ignoró. Sabía que pronto tendría que hablar con ellos, pero por ahora, tenía que lidiar con Draco y sus celos.