Capitulo 7: Distracciones en un centro comercial

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El regreso de Alisson a Berlín no tardó en convertirse en el tema del momento en la ciudad. Los paparazzi, siempre al acecho, no perdieron tiempo en captar cada detalle, desde su llegada en el lujoso convertible hasta su paso por la mansión Marriot. Las fotos inundaron rápidamente los tabloides y los noticieros, mostrando a la mayor de las hermanas Marriot junto a David Miller, su esposo, y su pequeño hijo Dalton. Las portadas estaban llenas de titulares sobre su escandalosa boda en Los Ángeles, su reciente maternidad y, por supuesto, la reacción de Myriam al inesperado reencuentro.

En una cafetería no muy lejos de todo ese caos, Rudy, Ryan y Zabivaka observaban la noticia en las pantallas del lugar. Las imágenes de la familia Marriot aparecían una y otra vez, mientras los reporteros comentaban sobre el retorno de Alisson. Los tres amigos miraban con preocupación, en especial Zabivaka, quien no podía evitar pensar en Alessia y Monroe. ¿Cómo estarían ellas lidiando con todo este alboroto? La situación era cada vez más complicada, y el lobo comenzaba a sentir la presión de estar involucrado, aunque fuera de manera indirecta, en el mundo de la familia Marriot.

— Esto no pinta bien para Alessia y Monroe —dijo Rudy mientras tomaba un sorbo de su bebida—. Con toda la atención que están recibiendo, van a tener a la prensa encima todo el tiempo.

— No creo que sea tan fácil escabullirse ahora —agregó Ryan, quien miraba las imágenes en la pantalla con el ceño fruncido—. Si alguien las reconoce, van a estar en el centro del escándalo.

Zabivaka permanecía en silencio, sus pensamientos nublados por la preocupación. Aunque no lo dijera en voz alta, le preocupaba lo que podría pasar con Alessia, ahora que toda la atención mediática estaba sobre su familia. Sin embargo, en medio de toda esa preocupación, algo dentro de él le decía que tenía que relajarse un poco.

— Tal vez lo mejor sea distraernos por un rato —dijo finalmente Zabivaka, intentando sacudirse un poco de la tensión—. No podemos hacer nada por ahora, así que... ¿qué tal si salimos de compras al centro comercial?

Rudy y Ryan se miraron entre sí por un momento antes de asentir con una sonrisa. La idea de desconectarse un poco de todo el drama que se estaba cocinando en Berlín parecía lo más sensato en ese momento.

— Me parece bien, hace tiempo que no compramos algo decente —respondió Rudy, levantándose de su silla.

Los tres amigos se dirigieron hacia el centro comercial más cercano, intentando dejar atrás las preocupaciones por un rato. Una vez allí, las luces brillantes de las tiendas y el bullicio de la gente les dieron la bienvenida. Zabivaka no pudo evitar sentirse un poco más relajado al entrar en el ambiente dinámico del lugar. Era justo lo que necesitaba: un escape temporal de las tensiones y los problemas que acechaban su mente.

Caminaron entre tiendas de ropa, gadgets y zapatos, mientras bromeaban y discutían sobre qué comprar. Rudy, con su característico buen humor, se detuvo frente a una tienda de discos y comenzó a revisar vinilos antiguos, mientras Ryan insistía en buscar una chaqueta nueva. Zabivaka, por su parte, no tenía algo específico en mente, pero disfrutaba del simple hecho de estar con sus amigos y despejarse.

— Mira esta chaqueta —dijo Ryan, mostrándole a Zabivaka una prenda de cuero negro—. ¿Crees que me queda bien?

— Definitivamente te hace ver más rudo —bromeó Zabivaka—. Quizás deberías comprártela, nunca sabes cuándo necesitarás intimidar a alguien.

Mientras los chicos entraban a la tienda de deportes, el ambiente cambió rápidamente cuando notaron que en los altavoces sonaba el mismo programa de radio al que Rudy y Zabivaka habían llamado anteriormente. Los dos intercambiaron miradas nerviosas, reconociendo la familiaridad de las voces. Mientras caminaban por los pasillos y echaban un vistazo a las camisas de fútbol, no pudieron evitar prestar atención a la transmisión.

Rebeldes Sin Causa 2: El desafíoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora