En la lujosa mansión Marriot de Berlín, el ambiente era tranquilo mientras Alessia y su mejor amiga, Monroe, disfrutaban de una tarde relajada. Alessia, la zorrita albina, revisaba unos documentos en su escritorio, mientras Monroe, con su espíritu despreocupado, se acomodaba en el sofá, con una copa de champagne en mano, mirando distraídamente la televisión.
El zumbido de la televisión de fondo era apenas notado por Alessia, pero Monroe, más interesada en los comerciales que en cualquier otra cosa, de repente se enderezó en su asiento. El anuncio cambió, y las imágenes del Mundial de Rusia comenzaron a inundar la pantalla: vibrantes estadios, multitudes emocionadas y banderas ondeando. Pero al final del comercial, una figura muy familiar apareció.
Era Zabivaka.
Presentándose como la mascota oficial del Mundial, el lobo se veía radiante, con su característico atuendo deportivo y una energía desbordante. Su voz, llena de entusiasmo, invitaba a todos a disfrutar del mayor evento deportivo del mundo. La imagen de Zabivaka llenó la pantalla, recordándole a ambas lo que habían dejado atrás, pero sobre todo a Alessia.
—¡¿Qué...?! —Monroe, en estado de total sorpresa, escupió su champagne, manchando un poco su vestido y la alfombra del salón. Se quedó mirando la televisión, incrédula—. ¡Ese es Zabivaka!
Alessia se congeló por un momento. Su mirada se quedó fija en la pantalla, sus ojos brillando de emoción y nostalgia. Ver a Zabivaka de nuevo, y de esa forma, era algo que no esperaba. Las emociones se agolparon en su pecho, recordando los momentos que habían compartido, y el lobo que siempre había tenido un lugar especial en su corazón.
Monroe, con una risa nerviosa, trató de secarse el vestido y la alfombra con servilletas, pero no pudo dejar de mirar a Alessia con una mezcla de asombro y curiosidad.
—¿Acabas de ver lo mismo que yo? —preguntó Monroe, aún incrédula—. ¡Zabivaka es la maldita mascota del Mundial! ¡Es una locura!
Alessia, todavía procesando lo que acababa de ver, simplemente asintió lentamente. Su corazón latía más rápido de lo normal, y una mezcla de sorpresa, alegría y confusión la invadió. Zabivaka había vuelto a su vida, de una manera inesperada y grandiosa.
—No lo puedo creer... —susurró Alessia, casi para sí misma. El año 2018 estaba a punto de convertirse en uno de los más importantes en su vida, y no solo por el Mundial, sino por el reencuentro inevitable que parecía acercarse con Zabivaka.
En ese momento, el teléfono de Alessia vibró en su escritorio, rompiendo el silencio que había quedado tras el sorprendente comercial. Lo tomó con algo de nerviosismo, y para su sorpresa, había una avalancha de mensajes. Sus amigas más cercanas ya estaban al tanto de lo que acababa de suceder, y todas parecían igual de emocionadas que ella.
Juliette, la poodle blanca, le había enviado un mensaje directo:
—Es ahora o nunca, querida. ¡Es hora de que recuperes a tu lobito!
Alessia dejó escapar una pequeña risa nerviosa, con el corazón palpitante. Las palabras de su amiga resonaban en su mente. Luego, vio el siguiente mensaje de Fleur, la loba pelinegra, quien le había vuelto a reenviar el comercial del Mundial, acompañándolo con un emoji de cara asombrada:
—¡No me lo puedo creer! ¿Viste esto? ¡Es Zabivaka!
Y finalmente, el último mensaje era de Angelique, la border collie pelirroja, quien le había mandado una nota de voz llena de emoción y energía:
—¡Alessia! ¡Oh por Dios, estoy gritando! ¡Esto es una señal! ¡El universo te está diciendo que vuelvas a estar con él!
Alessia no pudo evitar soltar una pequeña carcajada mientras escuchaba la voz exaltada de Angelique. Sus amigas estaban tan emocionadas como ella, si no más. Pero en el fondo, Alessia sabía que este momento no era solo una coincidencia. El comercial, los mensajes, todo parecía apuntar en una dirección. La zorrita albina sentía como una fuerza imparable se empezaba a mover dentro de ella, una que le decía que tal vez era hora de dejar de huir de su pasado y, como decían sus amigas, recuperar a Zabivaka.
ESTÁS LEYENDO
Rebeldes Sin Causa 2: El desafío
Fanfictionel año es 2005 y nos trasladamos a Berlín, Alemania. Donde dos chicas de clase alta: Alessia y Monroe, reciben un reto: conseguir una cita antes del mundial del 2006 qué se celebrará pronto en la ciudad. Las dos chicas tienen en claro que necesitan...