El gran día finalmente había llegado, y la mansión de Monroe estaba adornada con flores frescas y cintas brillantes, creando un ambiente mágico. La emoción flotaba en el aire, y los murmullos de los invitados se entrelazaban con la melodía suave de una orquesta que tocaba en el fondo.
En una de las habitaciones, Juliette, la poodle blanca, trabajaba con esmero en los últimos detalles del vestido de novia de Monroe. El elegante vestido blanco, con delicados bordados y encajes, reflejaba la luz de manera deslumbrante, mientras Juliette lo ajustaba con precisión.
—¡Monroe, simplemente te ves radiante! —exclamó Juliette, alejándose un poco para admirar su obra. —Nunca pensé que podrías lucir aún más hermosa. ¡Este vestido es perfecto para ti!
Monroe, mirando su reflejo en el espejo, sonrió y sintió mariposas en el estómago. El vestido abrazaba su figura con gracia, y los detalles brillantes capturaban la esencia de su personalidad.
—No podría haberlo hecho sin ti, Juliette. Eres una genio! —respondió Monroe, su voz llena de gratitud. —Estoy tan emocionada y nerviosa al mismo tiempo. ¿Crees que todo saldrá bien?
—Por supuesto que sí! —Juliette dijo, asegurándose de que los últimos toques estuvieran perfectos. —Recuerda, este es tu día. Todos están aquí para celebrarte a ti y a Liam. Disfrútalo. Y no te olvides de sonreír.
Monroe asintió, su nerviosismo comenzando a desvanecerse gracias a las palabras de ánimo de su amiga. El tiempo pasaba volando, y se sentía agradecida de tener a Juliette a su lado.
—Tienes razón. Quiero recordar cada momento de hoy. —dijo Monroe, tomando una profunda respiración. —Vamos a hacer esto.
Juliette le dio un abrazo cálido y, después de asegurarse de que todo estaba listo, comenzaron a prepararse para la ceremonia. La emoción era palpable en el aire mientras los invitados se reunían y la música comenzaba a tocar, marcando el inicio de un día inolvidable.
Mientras Monroe ajustaba los detalles de su velo de novia, el sonido del timbre de su teléfono interrumpió el momento. Era un mensaje directo de Instagram. Al ver el nombre en la pantalla, su corazón dio un vuelco: Rudy.
Con nerviosismo, abrió el mensaje. Era un texto largo y reflexivo, lleno de nostalgia. Rudy comenzaba recordando los viejos tiempos que compartieron, los momentos de risas y aventuras que parecían tan lejanos ahora. Con cada palabra, Monroe podía sentir la sinceridad de Rudy, y la esperanza que impregnaba su mensaje.
—Monroe, —escribió Rudy—, he estado pensando mucho en nosotros y en lo que dejamos atrás. Sé que en el pasado fui débil y no supe valorar lo que teníamos, pero estoy aquí para decirte que las cosas serían diferentes esta vez. Quiero luchar por nuestro amor, porque sé que aún existe.
Al leer esas palabras, un torrente de emociones la invadió. La vulnerabilidad de Rudy y su promesa de un cambio la hicieron sentir una mezcla de confusión, nostalgia y anhelo. Era difícil de creer, pero la conexión que habían tenido nunca desapareció del todo. Sin embargo, también sabía que estaba a punto de dar un paso importante hacia una nueva vida con Liam.
Las lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos, y antes de que se diera cuenta, estaba llorando abiertamente. Era raro que se sintiera así, pero la intensidad del mensaje y los recuerdos compartidos la abrumaron. Monroe sabía que, en su corazón, aún guardaba un rincón especial para Rudy, pero en ese momento, se sentía atrapada entre el pasado y el presente.
Con la voz entrecortada, se giró hacia Juliette, quien estaba al otro lado de la habitación organizando los últimos detalles.
—¡Juliette! —exclamó, con las lágrimas corriendo por sus mejillas. —¡Rudy me acaba de escribir!
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Rebeldes Sin Causa 2: El desafío
Fiksi Penggemarel año es 2005 y nos trasladamos a Berlín, Alemania. Donde dos chicas de clase alta: Alessia y Monroe, reciben un reto: conseguir una cita antes del mundial del 2006 qué se celebrará pronto en la ciudad. Las dos chicas tienen en claro que necesitan...