Capitulo 4: Aprendiendo a soltar el pasado

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De vuelta en París, la atmósfera en la Universidad Católica era una mezcla de risas y emocionantes recuerdos. Juliette, con una sonrisa radiante, compartía anécdotas de su reciente viaje a Niza, donde cada rincón parecía haber estado hecho para crear recuerdos imborrables.

—Y cuando nos sentamos en la playa al atardecer, fue simplemente mágico —dijo Juliette, su voz vibrante de entusiasmo.

Angelique, sumida en su iPhone 3GS, levantó la vista con una expresión de alegría. —No puedo creer que no hayamos hecho eso antes. Debemos planear otro viaje pronto. Tal vez a la costa —sugirió, mientras revisaba algunas fotos en su teléfono.

Monroe, un poco más alejada del grupo, se sonrojó al recordar el beso apasionado que compartió con Liam. La calidez de aquel momento aún la envolvía, aunque intentaba con todas sus fuerzas actuar como si no fuera un gran asunto.

—No, no, solo fue un beso, nada más —respondió Monroe con nerviosismo, tratando de desviar la atención de sus amigas. Sin embargo, sus mejillas rojas traicionaban sus palabras.

Fleur y Alessia intercambiaron miradas cómplices y comenzaron a reírse suavemente.

—Claro, Monroe. "Solo un beso" —dijo Fleur con un tono burlón—. Pero, por favor, cuéntanos más. ¡Queremos los detalles!

—Sí, ¿fue realmente "solo un beso" o había algo más? —bromeó Alessia, riendo y dando un suave codazo a Monroe, que aún intentaba mantener su postura.

Monroe, con una mezcla de risa y vergüenza, se cruzó de brazos. —Está bien, tal vez me gustó un poco... pero eso no significa que sienta algo más por él —defendió, aunque sus ojos brillaban con la emoción de haber compartido un momento tan especial.

—¡Vamos! —dijo Juliette, mientras se acomodaba en su asiento—. Todos sabemos que estás completamente enamorada de él. Es un secreto a voces.

Angelique finalmente dejó su teléfono y se unió a la conversación, sonriendo con complicidad. —Monroe, ¿por qué no le das una oportunidad? Después de todo, él parece estar realmente interesado en ti.

Monroe suspiró, sintiendo la presión de sus amigas, pero una pequeña sonrisa se dibujó en su rostro. Quizás había algo en lo que decían. Tal vez un futuro con Liam no era tan descabellado.

—Está bien, quizás deba pensarlo... —murmuró, sintiéndose un poco más abierta a la idea.

Las risas y los chismes continuaron, creando un ambiente de calidez y amistad en el que las preocupaciones y los dilemas de la vida cotidiana se desvanecían, aunque por un breve momento. En ese instante, la Universidad Católica de París no era solo un lugar de estudios, sino un refugio donde los lazos de amistad se fortalecían con cada risa y confidencia compartida.

En ese instante, los hermanos Bouchard, los dos Malamute, entraron a la cafetería con sonrisas amplias que iluminaban el lugar. Liam, el Malamute mayor, estaba especialmente emocionado al ver a Monroe y esperaba que ella alzara la vista para encontrarse con su mirada. Sin embargo, Monroe, absorta en la conversación con sus amigas, no se percató de su presencia.

Al notar esto, Liam decidió tomar la iniciativa. Se acercó a ella con una mezcla de confianza y nerviosismo, pero su intención era clara. Con un guiño cómplice a sus amigos, se inclinó hacia Monroe, inclinando la cabeza con una sonrisa juguetona.

—¿Qué tal, Monroe? —preguntó, su voz suave y encantadora.

Sin previo aviso, y sintiendo un impulso irresistible, Liam se acercó y le robó un beso. El contacto fue rápido pero electrizante, dejando a Monroe atónita. Sus amigas se quedaron en silencio, sorprendidas por la audacia de Liam.

Rebeldes Sin Causa 2: El desafíoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora