28. Ella, yo y nadie más

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POV CAMERON

Había pasado 1 semana desde la Fiesta en casa de Avery y cada día Alex me tenía más preocupado, estaba muy distante. Pasaba demasiado tiempo sola, encerrada en su habitación, sobrepensaba demasiado las cosas. 

Los entrenamientos le ayudaban a despejarse, pero aún así tenían pesadillas, se despertaba histérica y sudando. Pensaba que ninguno lo sabíamos, pero mi hermano Hunter y yo lo habíamos comentado juntos en varias ocasiones. 

Mis padres se enteraron por Hunter y estuvieron muy pendiente de ella. Al recibir más carió y apoyo las noches eran mejores, o eso me parecía a mí. Pero esa noche hizo que me diera cuenta de lo equivocado que estaba.

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Waiting / ZIAN

Era ya casi las tres de la mañana. Estaba en mi habitación, acabando el puto trabajo de Filosofía que me había llevado todo el fin de semana. El silencio reinaba en la casa, interrumpido únicamente por el suave tecleo de mi portátil y el ocasional crujido de la madera vieja de la casa. 

Todo estaba en calma... hasta que escuché algo. Fruncí el ceño, quitándome los auriculares. Fue un sonido ahogado, como una voz... pero débil, como si viniera de algún rincón lejano de la casa. Esperé unos segundos, creyendo que era Ace caminando por la madera de la casa, pero el sonido volvió, esta vez más claro. "Suéltame... No me toques..." Venía de la habitación de Alex. 

El estómago se me encogió mientras me levantaba de golpe. Caminé hacia su puerta con pasos rápidos pero silenciosos. La luz que se filtraba bajo la puerta era tenue, y los murmullos seguían, más desesperados. Toqué ligeramente, pero no hubo respuesta. Empujé la puerta despacio, tratando de no hacer ruido. Ahí estaba Alex, revolviéndose entre las sábanas, con el rostro tenso. Sus ojos cerrados, las manos agarraban con fuerza la colcha, como si intentara apartar algo invisible. Parecía atrapada en una pesadilla. 

- Suéltame... no... por favor... - balbuceaba entre susurros. 

Me acerqué despacio, el corazón latiéndome más rápido. Me agaché junto a su cama y, sin pensarlo mucho, tomé una de las esquinas de la colcha y la acomodé sobre su cuerpo. Luego, con un gesto suave, acaricié su rostro. Quería que se calmara, que supiera que estaba a salvo, aunque fuera en sueños. 

- Shhh... tranquila, Alex, estás a salvo - murmuré, intentando que mi voz sonara lo más suave posible. 

De repente, sus ojos se abrieron de golpe, y se incorporó bruscamente, respirando rápido y desorientada. Estaba cubierta de sudor, con la mirada perdida, como si aún no hubiera escapado del todo de lo que fuera que estaba soñando. Me quedé quieto, sin querer asustarla más, pero con el corazón en la garganta al verla así. 

- Hey, hey... tranquila, soy yo, Cameron, - dije, intentando que reconociera mi voz. - Estás a salvo.

Me miró con esos ojos verdes, aún llenos de miedo, pero poco a poco la respiración le empezó a calmar. Supe que, aunque estaba despierta, parte de ella seguía atrapada en lo que fuera que la atormentaba. Me senté a su lado, en el borde de la cama. 

- ¿Qué haces aquí? - preguntó ella, con la voz rota y entrecortada. 

- Te he oido desde mi habitación. Estaba terminando un trabajo y escuché... bueno, te oí decir esas cosas. No podía dejarte sola. 

Ella desvió la mirada, como si no quisiera que la viera en ese estado. Y eso me preocupó más, porque desde hacía días había estado distinta, distante. Siempre parecía perdida en sus pensamientos, como si algo la estuviera sobrepasando, y aunque la observaba, ella no hablaba. No decía nada. Me quedé en silencio un momento, mirando cómo su respiración volvía lentamente a la normalidad. Luego, me incliné un poco más hacia ella. 

Calla y bésameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora