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El deseo en mis ojos era notorio, lentamente el chico frente a mí comienza a bajar de la tarima para llegar a mi lado; su cuerpo entra en mi campo de visión. Quiero arrancarle con mis dientes el baby doll que cubre su deseable y suave piel. Cuando está a escasos metros de mí puedo notar que somos de la misma estatura, puedo llegar a oler su fragancia empalagosa, el chico frente a mí huele a dulces y mi boca hormiguea por querer pasar mi lengua por cada parte de su cuerpo que me este permitida.

Jamás me imaginé desear tanto algo en mi vida como en este momento, su piel llama por mi tacto.

Mis manos están ansiosas por tocar y descubrir cada espacio en él.

Mis pensamientos se esfuman cuando logro captar una sonrisa completamente seductora en sus labios y finalmente puedo ver en sus ojos lo mismo que él ve en los míos.

Deseo

Un carraspeo se escucha detrás de mí haciéndonos voltear a ambos.

Seungcheol tiene en su mano una tarjeta plateada mientras que él y el chico se miran mutuamente. Comienza a acercarse y no dudo que mi mirada sea amistosa al ver como todo rastro de deseo se había esfumado en sus ojos color miel siendo remplazados por ¿miedo? ¿respeto? Su mirada sumisa ante él comenzaba a preocuparme.

Sin duda tendría una plática con Seungcheol.

- Veo que ya has elegido – miró al chico mostrándole nuevamente la tarjeta – Ya sabes que hacer 508 – él asintió mirando hacia al suelo evitando por completo su mirada.

- ¿Qué se supone que estás haciendo? – mi voz no sonaba nada agradable cuando le lancé la pregunta a mi amigo.

- No es nada malo, son políticas del lugar. Es solo que 508 es muy tímido y es mi mayor atracción aquí – explica – Te estaré esperando – me dice para después volver su atención hacia el chico – Ya sabes lo que tienes que hacer – él volvió a asentir y después Seungcheol salió de la habitación.

Cuando escuché un pequeño suspiro a mi lado centré mi atención en él. Subió su mirada para encontrarse con la mía. Estaba por preguntarle si estaba bien cuando sentí dos de sus dedos presionando sobre mis labios callandome, mi pene dio un brinco. Toda la excitación que se me había bajado volvió a mí a través de sus ojos. Su mirada cambió a una hambrienta.

Estaba absorto a las miradas de todos, pero recordé a los otros dos chicos que estaban con él y giré mi rostro. Dos pares de ojos me miraban fijamente evaluándome. Incliné mi rostro y sentí como una pequeña mano tomaba mi rostro.

Chasqueó su lengua y comenzó a negar de manera juguetona.

¿Acaso no quería que viera a los otros chicos?

De manera sensual comenzó a caminar nuevamente hacia la tarima, creí que iría con ellos, pero observé como tomaba la tarjeta roja que le había dado anteriormente. Intercambió unas miradas rápidas con los chicos que no logré entender para después caminar hacia mí. Tomó mi antebrazo y me jaló hacia una puerta que no había visto antes entrando a un pasillo. Al adentrarnos más en cada paso que dábamos me encontraba con varias chicas que estaban en varias esquinas platicando, todas centraron su vista en mí al verme llegar. Comenzaba a incomodarme.

Mi cuerpo se tensó cuando nos topamos con una gran puerta roja, giró su rostro a mí para mirar mi reacción y sonrió descaradamente. La abrió y pasó primero meneando sus caderas ante mí. Con todo el descaro me atreví a verlo unos segundos para después entrar. Él cerró la puerta detrás de mi. Sin despegar mis ojos de él comencé a mirar atento todos sus movimientos, de un cajón sacó dos antifaces diferentes, ambos negros.

A Través de la Máscara| WonhuiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora