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- No puedo creer que estemos haciendo esto – les susurré molesto.

Después de la pelea de almohadas decidimos jugar el estúpido juego de "verdad o reto".

Y ahora estábamos a hurtadillas buscando una botella de alcohol en la cocina.

Cuando por fin encontré una botella de vodka no dudé y la tomé. – Listo, ya vámonos – les dije - ¿Qué hacen? – pregunté al ver que se dirigían a la a otra esquina de la cocina.

Bufé cuando miré que tomaban 3 vasos cordial que utilizábamos para los chupitos.

Solo esperaba que no los rompieran.

De puntitas volvimos a mi habitación y preparamos todo.

15 minutos después.

- No manchen, veo doble – murmuró Han haciéndonos reír a los tres.

- Bien..hip..vas...hip...Kwan – dije.

- Ammmm, yo nunca nunca he jugado con esposas.

Han tomó uno.

Seungkwan también.

Y finalmente yo también lo hice.

- Voy yo – dijo Han como un niño pequeño, extrañamente su voz me comenzó a dar risa – Yo nunca nunca he recibido un beso negro.

Han no tomó.

Seungkwan tampoco.

Serví un poco.

- Arriba, abajo, pal centro y pa adentro – lo bebí de un trago.

- No manches, Jun ¿neta?

- Neta netisima – reí sin motivo.

- ¿Y cómo se siente?

- Como una fiesta en mi trasero – dije.

- No creo que hagan falta los detalles – mencionó Kwan.

- ¿Por qué no? – preguntó Han con un puchero en sus labios en un tono infantil.

- Creo que ya hemos bebido demasiado y más tu Han.

- Un ratito más – Han pidió - ¡Miren! Tengo 10 dedos - comenzó a reír.

Yo sonreí.

- Mañana le seguimos, recuerda que Jun tiene trabajo mañana.

- ¿Qué horas son? – pregunté frunciendo mi ceño.

- Ay – dijo Han – Ni es tarde, es bien temprano, son las 4 de la mañana.

- ¿Y eso es malo o bueno? – pregunté confundido.

- No sé, supongo que es malo – Kwan alzó sus hombros.

- Saben que – Han bostezó – Creo que mejor me duermo, siento que veo a tres Jun.

Seungkwan y yo reímos.

Los tres nos acostamos y caímos rendidos sin ninguna preocupación.


~~

El sonido de mi celular me hizo levantarme, mi cabeza comenzó a punsarme terriblemente. Parecía que en cualquier momento explotaría. Me quejé en silencio y contesté.

- ¿Bueno? – sobé mi sien.

¡Jun! Por el amor de dios que contestas, ¿dónde diablos estás? –

- ¿Mina? ¿Qué pasó? No grites tan fuerte, estoy en mi departamento.

¡Pasan de las 12, Junhui! El teléfono del Señor Jeon sonó toda la mañana y nadie contestó. Eran unos inversionistas muy importantes que eran amigos del padre del Señor Jeon. Al no tener quien contestara dejaron de insistir. Se supone que vendrían a firmar algo muy importante que haría crecer más a la empresa. El jefe está muerto en furia, pero dijo que nadie te hablara y dios, sé que estoy haciendo mal, pero necesitas venir.

A Través de la Máscara| WonhuiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora