A Través de la Máscara| Wonhui

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Me sentía completamente ansioso, pero esta vez estábamos en una habitación diferente, había cosas regadas por doquier, pero la cama estaba ordenada. Como ya era costumbre me extendió la máscara de tela y se fue al baño. Rápidamente me la coloqué, no iba a esperar demasiado, sería la última vez y ya, lo sacaría completamente de mi sistema.

Solo una y se acababa todo.

Dejé que pasaran unos segundos, pero cuando noté que la puerta se abriría dejándolo salir me puse enfrente de él metiéndonos a ambos en el baño.

Por unos segundos su mirada fue de confusión, pero unos segundos después sus pupilas comenzaron a dilatarse, su mirada hambrienta y deseosa, mirándome a mí, solo a mí y a mí.

- ¿Vas a seguir viéndome así o vas a besarme? – habló sin una pizca de susurro.

- ¿Ya no susurras?

- ¿Quieres que susurre?

- Mi pregunta es donde quedó ese niño que no emitía ni una palabra, sí no gemidos y jadeos que te hacía sacar hundiéndome en un tu cuerpo.

- Puedo traerlo si quieres – susurró – O puedes conocerme de verdad.

- No me interesa conocerte de verdad, esto es solo sexo entre desconocidos ¿lo recuerdas? Buen sexo, no se tú nombre, no sabes el mío, no me conoces y no te conozco. Se supone que ese es tu trabajo.

- ¿Qué te pasa? - frunció el ceño molesto.

- Pasa que cierta pequeña puta no abre aún sus piernas para mi ¿no era eso lo que querías? Abre tus piernas y enséñame ese agujero que quieres que llene con mi polla.

- Cuida tu maldito tono – sus mejillas comenzaron a teñirse de un color carmesí.

- ¿Acaso no quieres que diga la verdad? Que te embelesas tan fácil con mi polla, que te encanta tenerla dentro, golpeando tu próstata – comencé a acercarme peligrosamente a él – Haciéndote ver las jodidas estrellas dejándote sin fuerzas – jadeó – Maldita puta barata, te gusta – me fulminó con la mirada – Te gusta que te hable sucio, que te lo haga sucio – gimió bajito y sonreí descaradamente.

- Cállate – dijo entre dientes, cuando estuve a centímetros de sus labios le susurré.

- Sí no quieres que te diga tus verdades, precioso, tendrás que callarme tú mismo o por el contrario.... - dejé de hablar cuando sentí sus labios estrellándose con los míos.

Metí mi lengua profundizando el beso.

Dios.

Reproduzcan. ✅

Su boca estaba tan caliente y húmeda. Mis labios aprisionaban los suyos, nuestras lenguas jugueteaban entre saliva, invadí toda su cavidad bucal, mordí su labio inferior haciéndolo soltar un gemido.

Tomé una de sus piernas y la elevé a mi cadera. Él de un salto subió la otra pegando nuestras erecciones comenzando un roce de una manera ansiosa.

Estaba demasiado duro, maldita sea.

Estaba jodido.

Algo tenía ese chico que me atraía a él.

Necesitaba ayuda, pero la pediría después de terminar.

Lo puse encima del lavabo, lo despojé de esa camisa que le llegaba al ombligo dejándome admirar su cintura definida que en estos momentos mis manos tocaban y acariciaban.