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Junhui.

- Si sigues mirándome de esa manera no me resistiré y terminaremos haciéndolo en tu auto – él soltó una risilla traviesa en respuesta.

- Es imposible no mirarte. Esa playera pegada que deja a la vista tu cintura y ese short pegado a tu piel que hace resaltar uno de tus mejores atributos. Dios, Junhui. ¿Cómo no mirarte?

- Pues si sigues mirándome chocaremos y no podré llegar a cantar – se revolvió en su asiento.

- Junhui – me llamó, lo miré – Ahora que estás conmigo no es necesario que sigas trabajando ahí, puedo darte lo que tú quieras – habló sin quitar la mirada del volante.

Una de sus manos permanecía firmemente puesta en el volante mientras que la otra permanecía quieta en su muslo.

Me armé de valor y entrelacé nuestros dedos. Lo sentí tensarse unos segundos, pero rápidamente le dio un ligero apretón a nuestro agarre relajándose.

Ambos éramos un poco inexpertos.

- Yo sé que mi trabajo no es algo que me guste presumir, al principio solo bailaba, cantaba y algunas veces modelaba las lencerías. ¿Recuerdas que te conté sobre un contrato?

- Lo recuerdo.

- Mira – suspiré – Yo había hablado con el Señor X para que prohibiera que cualquier cliente pagara por mi cuerpo. La idea no le sentó de maravilla, pero Bogum estaba ahí para apoyarme y él no aceptaría un no por respuesta. Mi jefe aceptó y así duré unos años hasta que apareciste – intensificó el agarre de nuestras manos – No sé porque, pero la actitud del jefe se volvió amarga y se obsesionó demasiado por el dinero que yo producía para el club. Los hombres ofrecían fuertes cantidades de dinero para pasar una noche conmigo. Creo que puedo decir que él mismo rompió el contrato ofreciendo mi cuerpo cuando dejaste de venir. No te negaré que la idea de renunciar pasó por mi cabeza, pero ¿para qué? No soy bueno en nada, Won. Solo se bailar y cantar.

- Puedo abrirte una academia de baile si lo deseas.

- No Won, no quiero que gastes tu dinero en mí. Si quisiera tener una academia la abriría con mi propio esfuerzo, con mi sudor, no por tus influencias.

- No me gusta que sigas ahí, pero tampoco voy a prohibirte algo que te guste. Tendrás tus razones para seguir ahí, pero mi propuesta seguirá en pie. Cualquier cosa, la más mínima. Lo que quieras lo tendrás.

- ¿Y si te digo que te quiero a ti nada más? – bufó – No quiero tu dinero, solo quiero estar a tu lado y ser feliz.

- ¿Te hago feliz?

- Me haces más que feliz – me acerqué a su cuerpo y besé su mejilla – Eres lo mejor que le pasó a mi vida. Me devolviste el brillo que había perdido.

- En ese caso tú también le devolviste el brillo a mi vida – bajé mi mirada hacia el suelo cuando sentí que mis mejillas comenzaban a calentarse.

Todo el camino permanecimos tomados de la mano.


Wonwoo.

- Tengo que entrar por la puerta principal, ¿me acompañas?

- Uh, mejor entraré por la trasera, búscame en el baño.

- Bien – acomodó su máscara blanca y comenzó a caminar hacia la entrada.

Su máscara blanca era similar a la mía. Con la que lo vi la primera vez.

A Través de la Máscara| WonhuiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora