A Través de la Máscara| Wonhui

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Aunque sabía que era un error no me importó traerlo a mi habitación privada, sé que a Han no le importaría y en el caso de Seungkwan después hablaría con él. Abrí la puerta y me dirigí al buró.

Él la cerró detrás de mí.

Tomé uno de los antifaces y dejé el otro para que él lo tomara.

Cuando escuché el ruido de la puerta al cerrarse entré al baño.

De manera rápida me cambié el antifaz, me miré en el espejo unos segundos y sonreí.

Di media vuelta decidido a permitirme entrar una vez más al mundo del placer junto al cuerpo de aquel hombre que me esperaba afuera. Abrí la puerta, pero di un paso hacia atrás al sentir como era empujado por un cuerpo conocido metiéndonos a ambos en el baño. Lo miré confundido unos segundos, pero al notar la lujuria y el deseo en sus ojos mi mirada cambió.

Saber que me deseaba me hacía sentir tan pleno, él me deseaba de verdad y yo lo deseaba a él con la misma intensidad.

Me encantaba que me mirara como si me follara con un solo vistazo.

- ¿Vas a seguir viéndome así o vas a besarme? – le pregunté ignorando la estúpida tarjeta plateada en mi cabeza, mi voz sonaba un poco ronca.

- ¿Ya no susurras? – preguntó y yo le miré juguetón.

- ¿Quieres que susurre?

- Mi pregunta es donde quedó ese niño que no emitía ni una palabra, sí no gemidos y jadeos que te hacia sacar hundiéndome en tu cuerpo – mi cuerpo vibró.

- Puedo traerlo si quieres – susurré acercándome a él – O puedes conocerme de verdad – mis pupilas se dilataron al mirar las llamas de deseo en sus ojos.

- No me interesa conocerte de verdad, esto es solo sexo entre desconocidos ¿lo recuerdas? Buen sexo, no sé tu nombre, no sabes el mío, no me conoces y no te conozco. Se supone que ese es tu trabajo – quité mi sonrisa y lo miré confundido.

- ¿Qué te pasa? - fruncí mi ceño luciendo molesto por su actitud repentina.

- Pasa que cierta pequeña puta no abre aun sus piernas para mi ¿no era eso lo que querías? Abre tus piernas y enséñame ese agujero que quieres que llene con mi polla – habló a la defensiva, lo fulminé con mi mirada.

- Cuida tu maldito tono – sentí como mis mejillas comenzaban a calentarse.

Odiaba que me insultaran, pero sus insultos me provocaban.....excitación.

Mierda.

- ¿Acaso no quieres que diga la verdad? Que te embelesas tan fácil con mi polla, que te encanta tenerla dentro, golpeando tu próstata – jadee, él comenzó a acercarse peligrosamente a mí – Haciéndote ver las jodidas estrellas dejándote sin fuerzas – un gemido involuntario salió de mis labios, maldecí bajo – Maldita puta barata, te gusta – lo fulminé con mi mirada. Malditos fetiches estúpidos – Te gusta que te hable sucio, que te lo haga sucio – gemí bajito provocando que él sonriera descaradamente.

Odiaba a mi cuerpo en estos momentos.

- Cállate – exigí entre dientes.

Él volvió a acercarse a mí hasta quedar a centímetros de mis labios, le oí susurrar - Sí no quieres que te diga tus verdades, precioso, tendrás que callarme tú mismo o por el contrario... - tomé su rostro con mis manos y lo estampé a mi boca.