Paulina está enamorada del amigo de su cuñado,un hombre que le lleva 15 años llamado Pedro Balmaceda Pascal. Se conocen el 2010 y cada verano su amor crece más y más. El vive en Nueva York y ella en Santiago de Chile.El nació en Santiago y ella en P...
Ayer Pedro cumplió 45 años, estuvimos con Ana, su amiga, le hice un mug cake de chocolate y ganache, lo único que pude hacer, porque estamos en pandemia. Lo pasó bien, hizo videollamada con su familia, amigos, yo me mantuve al margen, porque aún no me acostumbro a ser vista con él.
Pero ahora duerme, como un niñito cansado de jugar, su boquita bella hace un puchero y no resisto a deslizar mi índice en su labio inferior, que es más gordito y levemente levantado, me encanta su boca. Despierta achinando los ojos y haciendo un gesto mañoso.
--Buenos días, mi trompito.
--¿Trompito? ¿Por qué?
--Porque me gusta tu trompita.
--Ahora soy un bebé elefante o qué...-y me hala hacia él, llenándome de besos.
No hay tiempo para aburrirse mucho, él tiene videollamadas, yo también, sigo haciendo clases de forma online, ahora de español. No perderé jamás, mi total independencia económica. Así pasaban nuestros días, hablando con familia y trabajando.
Cocinaba mucho, para mantenerme ocupada, extrañaba mi hogar pero por otro lado pensaba, que fue un acierto, irme a vivir con él unas semanas antes de la pandemia, ahora estamos recuperando el tiempo perdido. Dormimos juntos todas las noches, abrazados, desnudos, siento las sábanas sobre mi piel, los poros de mi cuerpo están dilatados por el sudor y el placer. A veces son las siete de la tarde, y estoy sin ropa con el cuerpo adormecido luego de coger, a su lado, sus piernas aprisionan las mías, me ubica de costado, ni después de amar, se acaba su apetito, me devora el cuello, haciéndome cosquillas, me río como niña traviesa y se calma.
--Amo vivir contigo, mi Paulinda.
--Y yo a ti...¿Quieres cenar?
Me miraba como enternecido por tener con quien compartir una vida simple, asintió y dijo.
--Desde que, bueno desde que aún vivía mi mamá, que no sentía tanta felicidad, gracias.-y me besó en la frente.-gracias por volver a traer esa, sensación de hogar, de seguridad, de confort, de amor.
Se come todo lo que cocino, siempre lo encuentra rico y me agradece. Me estoy acostumbrando a hacer cena, porque en Chile sólo tomamos té, lo mismo a los condimentos, que no son lo mismo, extraño el pan, una marraqueta calentita y crujiente, palta chilena molida a tenedor en un plato, ir a la feria a comprar verduras y frutas, ir a una carnicería, me tiene cansada el corte americano, esos trozos gruesos con huesos grandes, extraño ir a la carnicería de un amigo de mi abuela, que fue colega de mi abuelo José Luis, él fue matarife, cierro los ojos y escucho el sonido de dos cuchillos afilándose entre sí, para conseguir el corte perfecto para un bistec, de posta rosada.